Jan Hus (Juan Huss o Juan de Hussenitz)

Jan Hus (1369-1415)

Nacido en el seno de una familia burguesa del sur de Bohemia, (1369-1415), estudió en la universidad de Praga, en donde consiguió el título de maestro en artes (1396) y ejerció como profesor de filosofía desde 1401. Ordenado sacerdote en 1400, Hus mostró su admiración por la obra de los predicadores Milic y Janov y por las ideas del reformador inglés, crítico de la jerarquía eclesiástica. Hus transmitió sus ideas reformadoras a través de sus predicaciones desde la capilla de Belén en Praga, que, en un principio, contaron con el beneplácito del arzobispo Zbynek Zajic, quien, sin embargo, condenó en 1409 las obras de Wyclif y algunos escritos del propio Hus, como la «Apostilla», la «Explicación del Decálogo» o la «Pequeña hija». En 1409 el rey Wenceslao IV, promulgó el decreto real de Kutná Hora, por el que la gestión de la universidad de Praga, hasta entonces monopolizada por el profesorado alemán, pasó a manos de los checos; Hus se convirtió en rector y confesor de la reina Sofía de Baviera. A partir de 1412 la situación dio un giro espectacular. Hus y sus seguidores acusaron de simonía a los enviados papales llegados a Praga con las indulgencias plenarias; esta acusación supuso la retirada del permiso de predicación para Hus y el entredicho para la capital bohemia, lanzado desde Roma por el arzobispo de Praga. El pensamiento de Hus, recogido en obras como el «De Ecclesia», se radicalizó. En 1415 se desplazó a Constanza para defender sus ideas ante el concilio. Hus, a pesar de rechazar las imputaciones de herejía y poseer un salvoconducto del emperador Segismundo, fue tildado de hereje y condenado a la hoguera; la condena de Hus fue seguida por la de uno de sus principales seguidores, Jerónimo de Praga. Estas dos muertes crearon un fuerte partido husita en Bohemia, conocido como «calicista» o «utraquista» por identificar el símbolo de su lucha con el cáliz y la eucaristía bajo las dos especies, el pan y el vino (sub utraque specie). En 1419 estalló la revuelta en Praga, alentada por las predicaciones de Juan Zelivsky y por el partido husita, que concluyó con la ocupación del ayuntamiento y la defenestración de los miembros del concejo afines al emperador Segismundo. Tras la muerte del rey Wenceslao, el patriciado urbano y los husitas moderados llegaron a un acuerdo para restablecer el orden en la ciudad. Este hecho muestra cómo casi desde el primer momento hubo una división en el seno del husismo; los husitas moderados (baja nobleza y patriciado urbano), dirigidos por Juan Zizka, reclamaban el reconocimiento por parte del Papado y de Segismundo, sucesor de Wenceslao IV, de la ortodoxia de la reforma husita; por su parte, los más radicales (campesinado y población urbana), acaudillados por Wenceslao Koranda en Praga y, más tarde, por los cabecillas de la comunidad de Tabor (taboritas), solicitaban cambios en las estructuras sociales y políticas del país. En 1420 los husitas moderados (calicistas o utraquistas), ante las negativas de Segismundo y la preparación de la cruzada por parte del papa Martín V, aprobaron los «Cuatro artículos de Praga», con los que proclamaban la libertad de predicación, la eucaristía bajo las dos especies, la supresión del poder temporal de la Iglesia y el castigo público de los pecados más graves. Pese a las crecientes disensiones en el seno del husismo, provocadas por la ejecución del radical Martín Huska y por el asesinato del predicador Juan Zelivsky, los ejércitos bohemios, dirigidos por los moderados Zizka y Procopio el Grande, consiguieron derrotar a las tropas cruzadistas enrepetidas ocasiones: Monte Vitkov (1420), Vysehrad (1422), Tachov (1427) y Domazlice (1431). Ante la sucesión de los fracasos militares, Roma y Segismundo decidieron optar por la vía del diálogo y, así, se iniciaron las conversaciones de paz en Presburgo (1429), proseguidas por el Concilio de Basilea (1432-1433) y por la Convención de Cheb (1432). Las conversaciones de paz desembocaron en los llamados «Compactata de Praga» (1433), artículos de fe que sellaban el compromiso entre los utraquistas y el Concilio de Basilea. Mientras, la situación interior del país se degradaba poco a poco. La alta nobleza, fiel a la Iglesia romana, dio un golpe de mano en la Dieta de Praga (1433) al hacerse con los principales cargos del gobierno, dejando al margen a la pequeña aristocracia y a los procuradores de las ciudades. Por su parte, el ejército, que había hecho de la guerra un «modus vivendi», se encontraba en estado de continua revuelta, al disminuir la actividad bélica. La guerra civil no tardó en estallar. Los husitas moderados, aliados de los católicos, derrotaron en Lipany (1434) al ejército de taboritas y orfelinos, antiguos componentes de las tropas de Zizka. La contraofensiva taborita acabó en desastre y su cabecilla, Juan Rohac de Duba, fue ahorcado en Praga. Segismundo, tras diecisiete años de luchas y conflictos, consiguió entrar en Praga y ser reconocido rey por la Dieta. Según lo estipulado por los «Compactata de Jihlava» (1436), Bohemia se reincorporaba a la Iglesia romana, aunque manteniendo algunas de sus particularidades litúrgicas, como la eucaristía bajo las dos especies; el rey se comprometía a promocionar a eclesiásticos reformadores como el arzobispo de Praga, Juan Rokycana. El movimiento husita, calificado por algunos autores como revolución, trajo consigo la afirmación del elemento checo sobre el alemán en Bohemia y la difusión de los ideales de reforma y renovación eclesiástica por los países de su entorno geográfico (Polonia, Hungría, Alemania, Eslovaquia, etc.). A la muerte de Segismundo (1437), la Dieta eligió como sucesor a su yerno Alberto de Habsburgo, duque de Austria y rey de Hungría. Su candidatura, apoyada por los barones católicos (alta nobleza), fue contestada por la nobleza husita y por las ciudades, que pretendían promocionar al trono al príncipe polaco Casimiro. En la batalla de Tabor (1438) el partido pro-Habsburgo derrotó a la facción contraria con el apoyo de Moravia (feudo católico), Lusacia y Silesia. Alberto moriría un año más tarde, dejando un hijo póstumo, Ladislao. Bohemia vivió a partir de ese momento un periodo de catorce años de anarquía, en el que los dos partidos formados a raíz de la elección de Alberto se disputaron el poder. En 1448 Jorge Podebrady, jefe del partido husita, se hizo con el control de la situación en Praga, en perjuicio de Ulrich de Rozmberk, cabecilla del partido católico. Podebrady supo aunar, a partir de 1452, a moderados y radicales, gracias a la labor del arzobispo Rokycana. En 1453 se convirtió en regente del todavía menor Ladislao y, a la muerte de éste, fue elegido rey de Bohemia por la Dieta (1458). Durante su reinado pretendió acabar con las diferencias entre católicos y husitas. No consiguió el reconocimiento de Silesia, gobernada por el príncipe Vratislav, ni del papa Pío II, por lo que tuvo que buscar apoyos en el Imperio (Federico III) y en Francia (Luis XI). Las diferencias internas condujeron a los checos a una nueva guerra civil, originada por el levantamiento de los barones, que organizaron la Liga de Zelená Hora, bajo el mando del católico Zdemerk de Sternberk y con el apoyo del Papado y del rey de Hungría, Matías Corvino. Podebrady, antes de morir en 1471, firmó un tratado con Polonia para asegurarla sucesión en el trono: un hijo del rey polaco Casimiro, Ladislao, se convertiría en rey de Bohemia. Este sería elegido rey por la Dieta de Kutná Hora a la edad de quince años, aunque bajo la regencia de Johana, viuda de Podebrady. Al mismo tiempo, Matías Corvino se autoproclamaba rey de Bohemia con la bendición del Papa. La comprometida situación fue zanjada por la Paz de Olomuc (1479) por la que Ladislao retenía el titulo de rey de Bohemia, pero perdía el dominio sobre Moravia, Silesia y Lusacia en favor del rey de Hungría. Ladislao tuvo que hacer frente en 1483 a una nueva revuelta, en este caso auspiciada por los calmistas, que solicitaban el reconocimiento por parte de Roma de los «Compactata», denunciados como heréticos por Pío II en 1462.En 1485 se llegó a un acuerdo definitivo entre católicos y husitas, sellado por la Paz Religiosa de Kutná Hora. Dicho tratado proclamaba la libertad de culto, de la que quedaban excluidos algunos grupos radicales como el de los Hermanos checos, surgido a mediados del siglo XV en torno a comunidades evangélicas. Las diferencias políticas no se solucionaron tan fácilmente como las religiosas, puesto que la llamada Carta del país (1500), que otorgaba amplios privilegios a la nobleza, levantó el descontento en las ciudades. Estas consiguieron recuperar parte de sus derechos políticos gracias al Acuerdo de san Wenceslao (1517). Ladislao, presionado por Maximiliano de Habsburgo, firmó en 1515 un acuerdo sucesorio con la dinastía germana, que disponía los enlaces de su hijo Luis con María de Habsburgo y de su hija Ana con Fernando o Carlos de Habsburgo. Tras la muerte de Luis en la batalla de Mohacs contra los turcos (1526), Bohemia se integraría en los dominios patrimoniales de los Habsburgo. Pese a la defensa de la ortodoxia católica por parte de los gobernantes Habsburgo, la Reforma protestante calaría en las comunidades bohemias, sobre todo entre los calicistas más radicales y entre los Hermanos checos. Durante los siglos bajomedievales, Bohemia se integró en la economía europea, al iniciar la exportación masiva de cereales a Sajonia y Tirol o la de paños de bajo precio a Austria y Alemania. La producción artesanal del vidrio y la cerveza colocaron también al país en una posición envidiable con respecto a las economías de los Estados vecinos. La minería también constituyó un recurso a destacar de la economía bohemia, sobre todo debido a la explotación intensiva de las minas de plata de Kutná Hora, en la que invirtieron emprendedores extranjeros procedentes de Nüremberg, o a la extracción de estaño de las minas de la región de Erzgebirge. En 1518 se descubrió un nuevo yacimiento de mineral de plata en Jáchymov, que duplicó la producción minera de Bohemia. El campo se benefició de las labores de roturación emprendidas desde finales del siglo XV en algunos señoríos como el del linaje de los Pernstejn. Algunos señores feudales realizaron también obras hidráulicas en sus posesiones, que mejoraron los cultivos de regadío. Este es el caso de Guillermo de Pernstejn que construyó un total de 32 kilómetros de canales y acequias o el de la familia Rozmberk, promotora del llamado Canal de oro, con unos 42 kilómetros de recorrido. El comercio estaba controlado por los mercaderes de la Hansa, procedentes de Frankfurt y Nüremberg, que desde las más importantes ciudades bohemias, auténticas encrucijadas en los caminos que conectaban el occidente con el oriente de Europa, monopolizaban los tráficos por vía terrestre entre Venecia y Rusia. Algunos comerciantes holandeses frecuentaban las ferias de Bohemia. Quizás, el momento de mayor auge económico vivido por el país coincidió con el reinado de Carlos IV, simbolizado por el crecimiento urbanístico de Praga. La construcción del nuevo puente, del castillo real, de la catedral de San Vito, de las iglesias de Santa María de las Nieves y de Santa María de Tyn, del ayuntamiento (1388) o la proliferación de barrios de artesanos y comerciantes nos ofrecen un claro ejemplo de la bonanza económica que disfrutó la capital durante la segunda mitad del siglo XIV. El emperador potenció la ruta comercial que comunicaba las ciudades de Nüremberg, Praga y Bratislava, arteria principal de los intercambios con Hungría y las regiones balcánicas.

Día de la Muerte de Juan Hus en la Hoguera

Seis de julio de 1415, Constanza, Alemania. El concilio celebrado allí desde el otoño del año anterior dicta la sentencia contra Juan Hus: ¡culpable! por herejía. A Juan Hus se le prohíbe ejercer el sacerdocio y es entregado al poder secular que le condena a morir en la hoguera. La sentencia es ejecutada de manera inmediata. Sus cenizas son arrojadas al río Rin. Juan Hus muere pero la última chispa en su hoguera es la primera del gran movimiento revolucionario que se apodera de las tierras checas en los siguientes decenios. Han transcurrido casi seis siglos desde el fallecimiento de este reformador religioso checo, pero su legado sigue dividiendo a la nación hasta la fecha. Para algunos, fue un hereje que tenía la culpa de que el floreciente Reino de Bohemia, centro del Sacro Imperio Romano Germano, se convirtiera en los siglos venideros en la periferia del mundo católico, pobre, alejada de las principales corrientes intelectuales y culturales y sumergida en luchas fratricidas. Otros ven en Juan Hus un héroe nacional que tuvo la valentía de oponerse a los excesos de la Iglesia Católica y de esforzarse por su reforma, y acusan a esa institución de haber cometido un crimen imperdonable al condenarle, como hereje, a la hoguera.

¿Quién fue, entonces, Juan Hus? ¿Cuáles fueron sus enseñanzas?

¿Y dónde se hallan las raíces del movimiento husita?

Las tierras checas vivieron en la segunda mitad del siglo XIV uno de sus períodos de mayor auge, cuando reinaba Carlos IV. Según explica el historiador Václav Polc, Carlos IV fue también emperador romano germano que hizo de Praga la capital del Sacro Imperio.»En Praga se encontraba la única universidad al norte de los Alpes que Carlos IV fundó en 1348, creando las condiciones para que la capital checa se convirtiera en un importante centro cultural y educacional. La corte de Carlos IV era el centro político y diplomático donde se decidía el destino de Estados enteros. Y en lo que a la sociedad se refiere, ésta gozaba de un bienestar impresionante». El historiador Petr Cornej señala, no obstante, que el oeste y el sur de Europa pasaron por aquél entonces por una grave crisis demográfica como consecuencia de las repetidas epidemias de peste. Dicha crisis afectó al Reino de Bohemia más tarde, después de la muerte de Carlos IV, en 1378, es decir, bajo el reinado de su hijo, Venceslao IV. «Precisamente en esa época aparecieron en el Estado checo los primeros síntomas de la crisis a la que, desgraciadamente, la sociedad, acostumbrada a la prosperidad, no supo reaccionar adecuadamente. Y una de las recetas que el Medioevo solía utilizar para solucionar los problemas fue la de recurrir a la reforma eclesiástica. La Iglesia Católica era la institución omnipresente con una influencia decisiva sobre la sociedad medieval que monopolizó el privilegio de velar por la salvación de las almas». Por ello, cuando las cosas no marchaban bien en lo social, se creía que la responsable era la Iglesia Católica. Petr Cornej subraya que los abusos de la Iglesia eran visibles.»Simonía, corrupción y nepotismo eran la lacra que acosaba a la Iglesia. Se vendían indulgencias, muchos sacerdotes vivían de sus parroquias y beneficios sin cumplir sus compromisos, muchos de ellos incluso cometían diariamente pecados capitales. Dignatarios eclesiásticos se dejaban sobornar por quienes querían ocupar un alto cargo en la jerarquía de la Iglesia. Las frecuentes intervenciones de la Iglesia en el poder secular también provocaban una dura crítica». El historiador Václav Polc enfatiza que hay que buscar la raíz de esta decadencia eclesiástica en el cisma que dividió a la Europa cristiana: «Un papa residía en Roma, el otro en Avignon. Diferentes países reconocían a diferentes papas, lo que desembocaba en violentos enfrentamientos políticos. El cisma se manifestó también en el declive cultural porque con él termina el intercambio de valores entre los países enfrentados. Pero lo peor fue que desvaneció una de las certezas inquebrantables del hombre medieval, la de creer en la autoridad del Santo Pontífice como sucesor de San Pedro, lo que originaba en la sociedad ánimos de vanidad y desorientación». El caos provocado por el cisma dio origen a muchas sectas heréticas y despertó del letargo a las existentes, pero en primer lugar movilizó a las llamadas «fuerzas sanas» dentro de la misma Iglesia. El historiador Petr Cornej apunta que los mayores críticos de los excesos procedieron del seno de la Iglesia. Algunos críticos permanecieron fieles a las doctrinas dogmáticas, otros, en su afán por la mejora, se radicalizaron hasta desviarse de la enseñanza católica. Uno de los reformadores religiosos fue el checo Juan Hus. Juan Hus estudió en la Universidad Carolina donde más tarde fue nombrado profesor, según explica el historiador Václav Polc: «Juan Hus intervino por primera vez en las arduas discusiones que se mantenían en la Universidad sobre las posibles vías de la reforma eclesiástica, en 1380, todavía como estudiante. Nunca estudió en otras universidades ni viajó al exterior y el único contacto que tenía con las corrientes religiosas, culturales y políticas que aparecían por aquél entonces en Europa, fue a través de los profesores extranjeros que se desempeñaban en la Universidad de Praga». Pero incluso éstos se marcharon de la Universidad Carolina en 1408, en protesta contra la modificación del sistema electoral, impulsada por Juan Hus. Václav Polc advierte que debido a dicha modificación predominó en esta escuela superior el elemento checo en detrimento de los estudiantes y lectores del extranjero. La única universidad al norte de los Alpes se convirtió así en provincial, perdiendo en gran medida el prestigio del que gozaba en Europa. Polc subraya también que Juan Hus fue un patriota fervoroso y que el movimiento husita que surgió después de su muerte, acentuó el nacionalismo. Por su parte, el historiador Petr Cornej califica a Hus como un personaje de la historia checa digno de atención, con un fuerte carisma y mensaje moral: «Hus ganó la simpatía de los habitantes de Praga en 1402, cuando llegó a ser predicador en la Capilla de Belén, el único lugar de la capital donde se podían hacer sermones en checo y no en latín o alemán. Sus predicaciones sobre la necesidad de reformar la sociedad y la Iglesia repercutieron inmediata y vivamente sobre la población checa». Václav Polc agrega que Juan Hus fue un orador extraordinario con ciertos rasgos del liderazgo que sabía magnetizar a las masas. Hablaba un checo rico y agudo, tenía el don de utilizar las palabras justas para definir los problemas que el ciudadano de a pie vivía diariamente en carne propia. Petr Cornej precisa que fueron muchos los que se esforzaron por la reforma eclesiástica, pero Juan Hus se convirtió en símbolo de todo el movimiento reformista que nació de la ebullición intelectual del ambiente universitario, inspirado fuertemente por la obra del reformador británico, John Wiclef, fallecido en 1384. «Los estudiantes checos trajeron los escritos de John Wiclef a Praga donde los transcribían y traducían al checo. La postura de Wiclef acerca de la sociedad y la Iglesia fue la base del programa husita. Los partidarios de Hus se sintieron atraídos especialmente por la exigencia de Wiclef de que la Iglesia Católica volviera a cumplir su tarea original, la de predicar el evangelio. Wiclef sostuvo que para conseguir esto, era necesario privar a la Iglesia de la propiedad y el poder político, pero como esta institución nunca renunciaría voluntariamente a sus bienes y su influencia política, debería hacerlo el Rey». Las citadas ideas se hicieron muy populares primero en Praga y luego también en el campo donde las divulgaban los egresados de la Universidad Carolina. Los historiadores Petr Cornej y Václav Polc coinciden en que Juan Hus no fue un pensador original y que se limitó solamente a repetir las enseñanzas de John Wiclef. Václav Polc matiza que las opiniones de Hus no contradecían en su mayoría los dogmas católicos. Sin embargo, había una cierta herética que le condujo finalmente a la hoguera: «Hus decía que el derecho de estar en la Iglesia lo tenían solamente los predestinados a la salvación, que la verdadera Iglesia era la invisible integrada por los predestinados. Es la idea que constituye una amenaza directa para la Iglesia institucional de la que Hus decía que no siempre se regía por el evangelio. Sostenía que quien no seguía el ejemplo de Jesucristo, no era predestinado y por ello los predestinados no tenían la obligación de obedecerle». Pero, ¿quiénes fueron los predestinados? ¿En qué se distinguían de los demás? ¿Quién debía decidir quién era o no era predestinado? Hus decía también que el papa que pecaba no era papa y el emperador que pecaba no era emperador. Pero ¿hay en este mundo un sólo hombre que nunca peque? ¿Somos hombres, descendientes de Adán y Eva, nacidos del pecado original, o ángeles sin pecado? Václav Polc subraya que por esta posición Juan Hus fue declarado hereje en el concilio de Constanza. Y es precisamente este punto en su enseñanza al que se ha referido el actual papa Juan Pablo II al comentar que Hus no fue del todo católico. Polc advierte también que se trata además de la opinión que, en caso de materializarse, habría tenido consecuencias trascendentales y peligrosas para la sociedad, lo que confirma el historiador Petr Cornej: «Habría podido originar anarquía porque suponía que cada uno percibía la palabra de Dios de manera diferente. El hecho de que el principio de la predestinación autorizaba a cada uno a juzgar la conducta de su prójimo, de su párroco o de su superior, según su propia percepción del evangelio, habría llevado a la desobediencia y a la insubordinación. En tal caso, no habrían sido necesarias las leyes ni las instituciones». Un ejemplo de lo que significaría esta postura en la práctica, lo dio el mismo Hus en el concilio de Constanza. Rechazó someterse al dictamen del tribunal, es decir, someterse a la ley eclesiástica que, como sacerdote, debía obedecer. Proclamó que el único que podría juzgarle era Jesucristo como Juez y Rey Supremo de la cristiandad. Václav Polc reprocha también a Hus la presunción de haber pensado que era el único portador de la Verdad, sin admitir la discusión ni respetar las opiniones de los demás. Petr Cornej puntualiza que la insistencia de Hus en que sus verdades eran verdades divinas, constituyó uno de los puntos de la querella formulada contra él en Constanza. La ley eclesiástica vigente por aquel entonces establecía que uno de los rasgos típicos del hereje era su impenitencia, obstinación e indocilidad, lo que Juan Hus confirmó durante los interrogatorios.

¿Cuál es, entonces, el legado de Juan Hus?

El historiador Petr Cornej destaca que la fuerza y el mensaje moral de este reformador religioso no residían en sus enseñanzas que no eran originales, sino que en su actuación y su capacidad de dirigirse a las masas: «Residían también en que en su vida privada se regía según los principios que predicaba, dando ejemplo a sus partidarios, así como en su esfuerzo sincero de reformar la comunidad cristiana. Es algo lo que hoy en día admite incluso la Iglesia Católica. En la conferencia internacional dedicada a este gran personaje de la historia checa, que se efectuó hace tres años en Roma, el papa Juan Pablo II expresó su dolor por la quema de Juan Hus y lo calificó de un hombre empujado por buenas intenciones».

Ulrico Zwinglio

Ulrico Zwinglio

Al iniciarse la Reforma aun continuaba Suiza siendo nominalmente parte del imperio Alemán, aunque de hecho hacía tiempo que obraba con entera independencia. Se componía, lo mismo que hoy día, de una porción de cantones independientes, cada uno con su consejo, el cual administraba los asuntos interiores; estos cantones estaban asociados en una confederación de vínculos poco estrechos, administrada por un gran consejo representativo. Debido a esto cada cantón formaba una entidad política, social y religiosa con vida separada, pero obrando en concierto con los demás cantones en asuntos de interés común.

El primero y el más grande de los reformadores suizos fue Ulrico Zwinglio, nacido en 1484, de buena familia y educado en las mejores escuelas y universidades de su tiempo. Aunque tenía un año menos que Lutero, comenzó su obra de reforma tres o cuatro años más tarde que él. Formó sus convicciones en gran parte, si no del todo, independientemente de la obra de Lutero. Por cierto que su sistema difería materialmente del de Lutero en varios respectos de importancia. Como Lutero, Zwinglio fue criado y educado en la Iglesia católica y llegó a ser sacerdote dentro de ella. Era un predicador de extraordinarias facultades y había puesto en el ejercicio de sus dones oratorios más diligencia que la mayoría de los sacerdotes católicos. En 1519 llegó a ser el sacerdote de la principal iglesia de Zurich, una de las principales ciudades del país. Allí se dedicó a diligente y cuidadoso estudio de las Escrituras y en el curso de sus predicaciones y bajo la influencia de sus estudios, poco a poco abandonó el punto de vista católico. Su conversión fue más intelectual y menos emocional que la de Lutero, y ciertamente más completa. Su punto de vista definitivo fue más radicalmente bíblico que el de Lutero. El principio reformista de Lutero fue el de retener en la iglesia todo aquello que las Escrituras no prohibían; el de Zwinglio fue el de rechazar todo aquello que las Escrituras no autorizaban.

Bajo su dirección el cantón de Zurich abolió la Iglesia católica y estableció una iglesia reformada durante los años 1523 a 1525.

Imitando a este cantón otros varios rápidamente dieron el mismo paso. Los más importantes fueron San Gall, Basilea y Berna. Los cantones del centro del país llamados los «cantones forestales», permanecieron firmemente católicos. La tensión por ambas partes llegó a ser tan grande, que la guerra, difícilmente evitada en 1529, estalló en 1532. En la única batalla que se dio, los reformadores sufrieron una gran derrota, y Ulrico fue muerto. Los católicos, hallando su cuerpo en el campo de batalla, lo despedazaron y quemaron y esparcieron sus cenizas. Esta fue la primera de las llamadas «guerras de religión» que tuvieron origen en la gran lucha para emancipar al mundo de la servidumbre de la Iglesia católica. Así fue detenido por la fuerza en Suiza el avance de la Reforma, pero los católicos no pudieron suprimir la Reforma en donde ya había sido establecida. El país permaneció dividido entre el catolicismo y el protestantismo.

Opiniones de Zwinglio

Lo mismo que Lutero, Zwinglio rechazó las doctrinas y prácticas distintivas de la Iglesia católica, su sacerdocio y sacramentos, la autoridad del papa y de la tradición, la misa y la transubstanciación, el purgatorio y las doctrinas con él relacionadas. Enseñó la autoridad única de las Escrituras y fue mucho más consecuente que Lutero al seguir todo cuanto implica esta doctrina; el sacerdocio de los creyentes; la salvación por la gracia, por fe y una vida futura en la que sólo habrá cielo e infierno.

Pero en muchos puntos difería de Lutero. Después de alguna vacilación, conservó el bautismo de los niños, pero insistiendo en que nada tenía que ver con la regeneración, no siendo más que el signo del pacto cristiano como la circuncisión lo fue del pacto judío. Esta fue la primera vez en la historia en que el bautismo de los niños se ha practicado por razones que no eran las de su supuesta virtud regeneradora. Zwinglio marca una nueva etapa en la historia del bautismo de los niños.

También difería acerca de la cena del Señor. Lutero mantenía la presencia real de Cristo en la cena con igual firmeza que los católicos, diferenciándose sólo en cuanto al modo de su presencia. Zwinglio afirmaba que en ningún sentido estaba Cristo ni en el pan ni en el vino, sino que representaban o presentaban como un cuadro, su cuerpo y su sangre. Son recuerdos o medios de recordarnos la muerte de Cristo. Y así es como poseen gran valor para la vida espiritual y no es por el introducido Cristo en la boca. Sobre este punto, Lutero y sus partidarios se mantuvieron absolutamente irreconciliables, considerando a Zwinglio y a sus partidarios como rematados racionalistas que se negaban a aceptar las claras enseñanzas de las Escrituras. La lucha entre los dos fue muy enconada. Amigos de la causa del protestantismo en general, reunieron a los dos grandes leaders en 1529, cuando parecía que los católicos se preparaban a suprimirlos a todos por medio de la fuerza, con la esperanza de que se llegase a alguna inteligencia, por lo menos en grado suficiente para unirlos en la resistencia contra la fuerza católica. Pero no sólo no se entendieron, sino que Lutero rehusó en absoluto el mantener ninguna comunicación con Zwinglio, ni siquiera llamarlo hermano, diciendo que eran de espíritu muy diferente. Así se produjo la primera división seria en las filas de los reformadores.

Debido al carácter radical de sus ideas, así como a su temprana muerte y al país pequeño y sin influencia en que vivió, las ideas de Zwinglio no se extendieron considerablemente. Influyó mucho en la Alemania del sur, especialmente en ciertas ciudades libres de aquella región. Sus opiniones también descendieron por el Rhin e impresionaron grandemente a los holandeses. Sin duda la influencia de Zwinglio hubiera sido más notable si no hubiera surgido Calvino. Los partidarios de Zwinglio fueron más tarde absorbidos por el Calvinismo y se designa en el continente europeo con el nombre de «Reformados» y en los países de habla inglesa se llaman Presbiterianos.

1 W. J. Mc Glothlin (1912). La Reforma de Zwinglio. En: Historia de la Iglesia, EUA.

2 Ex catedrático de Historia Eclesiástica en el Seminario Teológico de Louisville. Fue rector de la Universidad de Furman, Greenville, S.C. U.S.A..

Ulrich Von Hutten

Ulrich Von Hutten

Ulrich Von Hutten nació en Burg Steckelberg, cerca de Schlüchtern, Hesse, el 21 de Abril de 1488. La familia de Ulrich de Hutten pertenecía a la nobleza del imperio. Ulrico nació en el castillo de Stecfcelberg, en el antiguo ducado de Franconia; sus padres, empeñados en verlo hecho sacerdote, lo recluyeron en un claustro a la edad de once años, pero seis años después, el joven Ulrico logró fugarse, atrayéndose con ello la maldición paterna. Aquél fue el comienzo de una larga serie de pe regrinaciones; ávido de estudiar, fue de una ciudad universitaria a otra, de Colonia a Erfurt, de Leipzig a Greifswald y a Rostock; sólo sabemos de este período que Hutten vivió en suma pobreza y que jamás consiguió aprobar un examen.

Luego apareció en Viena, capital donde la vida pública se con­centraba en torno a la atractiva personalidad del emperador Maximi liano. Allí tomó contacto con un nuevo aspecto del humanismo: la corriente histórico-política. De esta época data un poema suyo de elocuente título —Por qué los alemanes no han degenerado toda vía—, donde sostiene el derecho de los alemanes a un grandioso porvenir político, en virtud de sus cualidades morales. Los italianos, afirma, debieran someterse al poderío alemán y los franceses harían bien en saber que una encarnizada resistencia los espera si tratan de llegar hasta el «río alemán», el Rin.

Después, las peripecias se sucedieron rápidamente en la vida de Ulrico. En la primavera de 1512 apareció en Italia tan pobre y desprovisto de recursos, que hubo de alistarse como soldado en Bo lonia. Poco después de regresar de Italia terminó su poema Nemo (Nadie), obra pesimista, en la que describe a Alemania gimiendo bajo la férula de los teólogos y los juristas, mientras que a los humanistas, «la guardia noble de la luz», no se les permite decir absolutamente nada.

Pero la luz iba abriéndose paso y el movimiento humanista, con Reuchlin al frente, se preparaba para la lucha. Entonces Hutten se dejó invadir de aquel gozoso optimismo que había de convertirse, se gún opinión generalmente admitida, en el rasgo más típico de su ca rácter, estado de ánimo expresado en su célebre frase: «Los espíritus despiertan y la vida se convierte en un placer». Entusiasmado, Hutten se lanzó a la controversia que se agitaba en torno a Reuchlin, movido por el ardiente deseo de participar en aquella gran contienda política y religiosa.

Encajaba perfectamente con su carácter el gesto de publicar un manuscrito del emperador Enrique IV, que encontró por verdadera casualidad en marzo de 1520. El humanista pretendía revivir el re cuerdo de la gigantesca lucha que el citado emperador había mante nido con el Papa. Ulrico de Hutten soñaba con realizar grandes cosas, entre ellas convertir de nuevo el imperio germánico en la mayor potencia del mundo. Las cualidades fundamentales del pueblo alemán —pureza de costumbres y fuerza viril, ya cantadas por Tácito— recuperarían entonces su gloria antigua. Para Hutten, los escritos de Tácito constituyeron una verdadera revelación; Arminio, el intrépido jefe de los germanos, fue en lo sucesivo su ideal.

Hutten adhirió al bando protestante a través del humanismo. Se ha escrito mucho acerca de sus relaciones con Martin Lulero. Hoy se tiende a creer que Hutten jamás fue luterano en la verdadera acepción de la palabra, como tampoco su amigo Wilibaldo Pirckheimer ni Alberto Durero ni Juan Reuchlin. A Hutten lo sedujo la enérgica personalidad de Lutero, su lucha contra Roma y sus tendencias revolucionarias; en cambio, la teología luterana y la doctrina de la gracia, núcleo del programa protéstame, no le interesaban. Hutten admiraba la manera como «Lutero lograba arrebatar al pueblo; veía en él un factor de poder, un aliado precioso; si se situó junto a él, fue única mente porque consideraba a Lutero como el hombre que mejor podría realizar el ideal cultural y nacionalista del humanismo alemán. Era éste muy débil fundamento para una colaboración con Lutero, quien se interesaba escasamente por el cumplimiento del programa humanista, de modo que la ruptura no se hizo esperar.

Al estallar el inevitable conflicto entre Lutero y Hutten, parece que Lutero calificó al humanista de «hombre orgulloso, brutal e insensato» y le aconsejó que volviera a su literatura; entonces Hutten se unió a uno de los más célebres cabecillas alemanes, Franz Von Sickingen, y participó en una de sus campañas; pero la expedición fue un fracaso y Hutten tuvo que huir. Los últimos episodios de su vida fueron dramáticos; Iras agotadoras andanzas, fue a parar a la isla de Ufenau, en el lago de Zurich, donde inspiró compasión a un sacerdote curandero, pero éste nada pudo hacer por su huésped; Hutten, ha biendo tenido que soportar fatigas excesivamente prolongadas, murió poco después de llegar a Ufenau. Zuinglio (Ulrico Zwinglio) for muló sobre él una observación escuela: «Nada de valor ha dejado, porque no tenía libros ni hogar».

En lo que es conocido como la “Revuelta de los Caballeros”, Hutten y algunos de sus aliados atacaron las tierras del Arzobispo de Trier en 1522. de todas maneras el Arzobispo se mantuvo y finalmente en 1523 derrotó a la revuelta, destruyendo a los Caballeros y su poder político. Seguido a su derrota, Hutten intentó convencer a Erasmo de Rótterdam de alinearse con la Reforma. Sin embaro Erasmo rechazó la idea.

Durante sus últimos 15 años de vida, Hutten sufrió de Sífilis, la cual le causó la muerte en el aislamiento de la Isla de Ufenau, del Lago Zurich. Escribió en 1519 un texto llamado De Morbo Gallito (La Enfermedad Francesa), que hablaba sobre el tratamiento de la sífilis.

Murió finalmente el 29 de agosto de 1523.

Thomas Muntzer

Thomas Muntzer

Thomas Muntzer es uno de los personajes más controvertidos de la Reforma del Siglo XVI, y es considerado por muchos como el iniciador del movimiento anabaptista

Nació en el pequeño poblado de Stolberg, en las Montañas Haz, Turingia, actualmente en Alemania central. Se cree que nació entre 1488 a 1490.

Inicialmente estudió en la Universidad de Leipzig y posteriormente en la Universidad de Frankfurt, aunque se desconoce qué grado académico obtuvo. Sin embargo fue versado en los idiomas Griego, Hebreo y Latín. Desde el verano de 1516 hasta fines de 1518, Muntzer permaneció en un monasterio en Frohse, aunque la publicación de las 95 Tesis de Lutero en 1517 le motivó a dejar el monasterio y viajar a Wittenberg, donde se dice que tuvo una confrontación con Lutero quien despreció a Muntzer por su politización de la Reforma.

Después de una breve estadía en Orlamunde y Jueterbock en 1519, Muntzer pudo viajar a Leipzig a presenciar los famosos debates entre Juan Eck y Andreas Bodenstein de Carlstadt (27 de Junio al 3 de Julio) y entre Lutero y Eck, desde el 4 al 14 de Julio.

Muntzer continuó viajando mucho aceptando el cargo de padre confesor en un monasterio en Beuditz en Diciembre de 1519.

El Radicalismo

En Mayo de 1520, Muntzer llegó a ser pastor en Zwickau, turingia, que fue el primer lugar en donde tuvo significativas confrontaciones con las autoridades eclesiásticas.

En 1521 y 1522, no obstante, las crecientes diferencias entre las creencias de Lutero y Muntzer llegaron a ser evidentes, y desarrolló un fuerte anti intelectualismo. En Zwickau se asoció con tres predicadores anabaptistas: el tejedor Nicolás Stoch, Thomas Dreschel y el teólogo Marcos Stübner. Rechazaron el bautismo de niños y la sustitución de la fe de estos por la de los padrinos. Citando a Marcos 16:16, animaron a bautizarse a quienes primero creían. Fueron expulsados de Zwickau en 1521.

Billete de la República Democrática Alemana conmemorativo a Thomas Muntzer

Las autoridades de Zwickau expulsaron a Muntzer en Abril de 1521. A causa de esto, se trasladó a Praga (actualmente en la República Checa). Fue recibido con grandes festejos al llegar en Junio, bienvenido como seguidor de Lutero, con comodidades proveídas para él además de muchas invitaciones a predicar en Latín y alemán en las capillas de las Universidades. Por razones desconocidas, sin embargo, en Noviembre ya no era bienvenido en Paga. En ese mes escribió el “Manifiesto de Praga”. De este documento sobreviven cuatro versiones distintas en alemán y latín. En dicho manifiesto afirmaba que era el pueblo pobre el que podía aceptar los dones del Espíritu Santo y restaurar la iglesia, corrompida por los clérigos rodeados de riqueza. Para recibir al Espíritu hay que aceptar la Cruz de Cristo. Era un virulento ataque anticlerical y que ponía acento en una visión apocalíptica de la fe.

En Diciembre de 1521, Muntzer dejó Praga. Durante 1522 se trasladó entre muchos pueblos. En 1523 fue aceptado como pastor en Allstedt, un pueblo cercano a los 900 habitantes ubicado en un enclave del Electorado Sajón de Turingia. En Junio de ese mismo año contrajo matrimonio con una ex monja, Ottilie von Gerson. En Noviembre fue interrogado por George Spalatin y Federico el Sabio. Lutero presionó para obtener una confrontación privada con Muntzer en Wittenberg, pero él deseaba algo de carácter público, por lo cual el debate no se llevó a cabo. En Diciembre Muntzer redactó la primera liturgia completamente alemana, el Orden de Servicio Para la Iglesia Alemana, a fin de ser usado en Allstedt.

El 13 de Julio de 1524, Muntzer aparentemente predicó su Sermón a los Príncipes, un sermón dirigido al Duque Juan de Sajonia y sus enviados en Allstedt. El sermón se basaba en Daniel 2, en el cual Daniel, que se encontraba en Babilonia, llega a ser un asesor del Rey gracias a su don para interpretar los sueños. Entonces Muntzer se presenta a sí mismo como un nuevo Daniel para interpretar los sueños de los Príncipes. Interpretaba Daniel 2:44 como hablando del Reino de Dios que debe destruir a todos los reinos terrenales de su tiempo.

Probablemente como resultado de este evento, combinado con la carta de Lutero a los Príncipes a fines de Julio de 1524, en la cual atacaba a Muntzer y otros de sus seguidores de Allstedt, fueron llamados a comparecer en Weimar ante el Duque de Sajonia entre el 31 de Julio al 1º de Agosto. Decidió que después de esto debería dejar Allstedt.

La Guerra de los Campesinos.

En Agosto de 1524, Muntzer llegó a ser uno de los líderes de la sublevación que posteriormente fue conocida como la Guerra de los Campesinos. Uno de sus “gritos de batalla” fue Omnia sunt communia, o todas las cosas nos son comunes. Después de dejar Allstedt, llegó a la ciudad imperial de Muehlhausen en Turingia. A mediados de septiembre, él y su asociado, el también predicador radical Heinrich Pfeiffer, tomaron ventaja de las grandes tensiones entre los artesanos de la ciudad y el ayuntamiento y redactaron los llamados “Artículos de Muehlhausen”, en los cuales llamaba a la disolución del concilio existente en el pueblo y a la formación de un “Concilio Eternal”, basado en la justicia divina y la Palabra de Dios. Muchas copias de este texto fueron entregadas en pueblos cercanos. A causa de la rebeldía a la que llamaba, el 27 de Septiembre de 1524, Muntzer y Pfeiffer fueron expulsados de Muehlhausen.

Estuvo unos meses en Nuremberg pero al poco tiempo pudo volver a Muehlhausen en Febrero de 1525. Al mes siguiente, los ciudadanos votaron por formar una “Liga Eterna de Dios”. Con esto  Muntzer y Pfeiffer llegaron a crear y mantener una especie de gobierno teocrático.

Muntzer guió a un grupo de cerca de 8000 campesinos en la batalla de Franckenhausen (15 de Mayo) en contra de la opresión política y espiritual que ellos criticaban, convencidos de que Dios intervendría directamente de su lado. Totalmente derrotado, capturado, encarcelado y torturado, Müntzer se retractó aceptó la católica romana en masa antes de su decapitación en Muehlhausen en Turingia el 27 de Mayo de 1525. Fue decapitado y su cuerpo fue mostrado públicamente como una advertencia de lo que sucedería a todos los que eran considerados traidores y predicaran falsas doctrinas.

En los estudios de la Reforma, Muntzer es a menudo ignorado. Los historiadores protestantes lo ven solo como un radical de corta vida. Sin embargo, los socialistas (especialmente en la desaparecida República Democrática Alemana) lo consideran como un símbolo de la antigua lucha de clases, un luchador que buscaba la igualdad y que anhelaba que los campesinos y obreros obtuvieran mejores condiciones de vida.

Lucas Cranach

Lucas Cranach

Lucas nació en Kronach, en la alta Franconia el 4 de Octubre de 1472. Aprendió a pintar bajo la enseñanza de su padre. No es posible hacer un seguimiento de sus familiares y predecesores. Su nombre de nacimiento difiere y puede ser Sünder, Sunder o Sonder; posteriormente se añadió el nombre de la ciudad de nacimiento. Se desconoce la escuela donde fue educado y donde tomó clases de pintura; se cree que conoció al maestro de pintura alemán Matthias Grünewald que le entregó algo de educación. Pero Grünewald practicó en Bamberg y en Aschaffenburg, siendo Bamberg la capital de la diócesis donde Cranach vivía.

Su padre, Hans Maler, también era pintor y con él se formará el joven Lucas. Durante cuatro años 1500-1504 realizará un viaje de estudios por el Danubio y Viena, mostrándose claramente la influencia de Altdorfer en su obra juvenil.

El primer registro de la obra artística de Lucas Cranach proviene de una pintura datada en el año 1504. En esta época podemos ver que hay diversas ramas de la profesión activas en él, algunas veces de pintor de interiores, reproduciendo altares y retratos, realizando diseños de madera, haciendo xilografía o elaborando grabados en placas de bronce. En su más temprana edad tuvo empleo de oficial dedicado a pintar las paredes de los palacios de Coburgo y Locha, de la época debido en parte a la fama que tenía de meticuloso y de realista, los motivos pintados correspondían a escenas de caza y pastoriles.

Antes de 1508 llegó a pintar diversas piezas de altar para el castillo de Wittenberg en competición con su contemporáneos, los afamados Alberto Durero, Hans Burgkmair y otros; el duque y su hermano Juan fueron retratados varias ocasiones tanto en pintura como en xilografía. La gran reputación lograda por Lucas hizo que el 1509 viajara a Holanda al emperador Maximiliano I y Carlos V, solo en 1508 Cranach comenzó a firmar sus obras gráficas, y cuando lo hacía ponía sus iniciales y dibujaba una serpiente alada como motivo (Kleinodo).

Después de 1517 pintó ocasionalmente temas del Evangelio, pero también expresó muchos personajes y sucesos vinculados a la Reforma Protestante. En un cuadro de 1518, en Leipzig, donde un hombre moribundo ofrece “su alma a Dios, su cuerpo a la tierra, sus bienes mundanos a sus amigos”, su alma se levanta para encontrarse con la Trinidad en el cielo, lo que demuestra que la salvación depende exclusivamente de la fe y no de las buenas obras.

Su obra artística fue ligada desde los principios de la Reforma Protestante, lo que le llegó ha ser llamado “el pintor de la Reforma”. Los primeros contactos conocidos de Cranach con los reformadores datan de 1520.

Algún tiempo después el duque le concedió el monopolio de las salas de medicina de la ciudad de Wittenberg, y le dio la concesión y privilegio de la edición de Biblias. Las prensas de Cranach fueron usadas por Martín Lutero. Su establecimiento de química fue abierto durante siglos y sólo fue suspendido en un incendio acaecido el 1871.

Lucas Cranach y su equipo elaboraron cerca de 5.000 obras de arte gráficas, de las cuales sólo 1.000 perduran hoy en día. El número total de obras es desconocido, ya que no ha existido un investigador dedicado al recuento de las mismas.

Cranach tuvo tres hijos, John Lucas, que murió en Bolognia en 1536, Hans, de quien poco se sabe, y Lucas, nacido en 1515 y muerto en 1586. También tuvo una hija, Bárbara, quien murió en 1569, quien se casó con Christian Brück (Pontanus), antepasado directo de Johann Wolfang von Goethe.

Murió en la ciudad de Weimar (Alemania), el 16 de Octubre de 1553.

Las religiones en Europa hacia 1600

Durante los siglos XVI y XVII, Europa vive continuos conflictos a causa de la religión, estando profundamente dividida. La mayoría del territorio es católico, destacando los reinos de España, Francia, Nápoles y Polonia. A éstos se suman Irlanda, Bohemia, Austria, Hungría, Venecia y, por supuesto, los Estados Pontificios. Los seguidores de Lutero se asientan principalmente en el norte de Europa, ocupando buena parte de Alemania, Prusia y parte de los Estados Bálticos. Son también luteranos el reino de Suecia y el de Dinamarca y Noruega. Los partidarios de Calvino están menos extendidos. Ocupan principalmente Suiza, los Países Bajos y Escocia, además de dos extensas regiones en Europa Central. El enfrentamiento entre el rey inglés Enrique VIII y el papa Clemente VII hace que Inglaterra se separe de la obediencia al Vaticano, dando origen a la religión anglicana. El este y sur de Europa están ocupados por poblaciones de religión ortodoxa.

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Justo Jonas

Justo Jonás

Justo Jonas Nació el 5 de Junio de 1493 en Nordhausen, Turingia. Su verdadero nombre era Jodokus (Jobst) Koch, el cual cambió según la costumbre académica de su época de Alemania, cuando estudiaba en la Universidad de Erfurt. Ingresó a la Universidad en 1506, estudió leyes y humanidades, obteniendo la Maestría en Artes en 1510. En 1511 se trasladó a Wittenberg, donde obtuvo el Bachillerato en leyes. Volvió a erfurt en 1514 (¿1515?) fue ordenado Sacerdote, y en 1518 fue promovido a Doctor en ambas Universidades (Wittenberg y Erfurt). Su gran admiración por Erasmo de Rótterdam le guió al estudio del idioma griego, posteriormente al hebreo y estudios bíblicos. Su elección en mayo de 1519 como rector de la universidad fue considerada como un triunfo para los partidarios del nuevo aprendizaje. No fue, sin embargo, hasta después de la Disputación de Leipzig con Juan Eck que Martín Lutero logró ganar la atención de Jonas. Es así que acompañó a Lutero en la Dieta de Works en 1521 y allí fue contratado para profesor de ley canónica en Wittenber por Federico III, Elector de Sajonia. Durante la estadía de Lutero en Wartburg, Jonas fue uno de los más activos reformadores en Wittenberg, dándose a si mismo para polémicas y polémicas, él ayudó a la Reforma con su capacidad de traductor, traduciendo las obras de Lutero y Melanchton desde el latín al alemán, o del alemán al latín, según el caso lo requería. Incluso ayudó a Lutero en la traducción de la Biblia al alemán. Fue llevado a conferencias (incluyendo un rol prominente en las conferencias en Marburgo -1529- y en Augsburgo 1530-) y visitaciones durante los siguientes veinte años, y en el trabajo diplomático con los príncipes. En 1531, Jonas publicó una traducción al alemán de la Apología de la Confesión de Augsburgo, y en 1541 comenzó una exitosa cruzada de predicación en la provincia de Halle, llegando a ser superintendente de esas iglesias en 1542. En 1546 estuvo presente en el funeral de Lutero en Eisleben predicando uno de los sermones. Sin embargo ese mismo año fue desterrado del Ducado por Maurice, Duque de Sajonia. Desde ese año hasta su muerte, Jonas fue incapaz de asegurarse una vida tranquila y satisfactoria. Marchó de pueblo en pueblo predicando, y finalmente se asentó en Eisfeld, Turingia en 1553, lugar en donde posteriormente murió el 9 de Octubre de 1555.

Johannes Bugenhagen

Johannes Bugenhagen

Nació el 24 de Junio de 1485 en Hinterpommern. Tuvo, tras un estudio humanístico en Greifswald y la ordenación sacerdotal, varios puestos de profesor de la Santa Biblia y de los padres de la Iglesia.

En 1517, Duque Bogislav X. de Pomerania ordenó a Bugenhagen, que era lector en un monasterio, escribir la historia de la provincia llamada «Pomerania» en Latín y en 1518 comienza a escribirla.

El duro escrito antiromano de Lutero en 1521 “La Cautividad Babilónica de la Iglesia” tuvo un fuerte rechazo por parte de Bugenhagen. Sin embargo le llevó, tras un estudio profundo de éste, a un acercamiento a la Reforma y a su traslado a Wittemberg.

Pese a que actualmente es uno de los Reformadores menos renombrados y recordados, el “Doctor Pommer” como lo llamaba Lutero, se transformó en uno de los reformadores más efectivos.

Fuera de su actividad como sacerdote en Wittenberg fue desde 1534 el cura de alma de Lutero y dictaba cátedra teológica en la Universidad de Witenberg. Se destacó por su extraordinario talento organisatorio que lo hizo indispensable para la reforma en el Norte de Alemania como en los países escandinavos.

El hizo el Orden de la Iglesia para Braunschweig, Hamburgo, Lübeck, Pommern, Schleswig-Holstein, Hildesheim, Braunschweig-Wolfenbüttel y Dinamarca. El ayudaba personalmente en su introducción y desenvolvimiento. En ellas no solo se ordenaban los cultos sino en gran parte de los colegios y las inquietudes sociales. En 1539 fue nombrado Superintendente General del Kurkreis de Sajonia.

Tras la muerte de Martin Lutero, Bugenhagen se hizo cargo de su viuda y de sus hijos.

El 20 de Abril de 1558 fallece Johannes Bugenhagen en Wittenberg.

George Spalatin

George Spalatin

George Spalatin

George Spalatin fue el pseudónimo tomado por Georg Burkardt. Nació en Spalt (de donde se asume que obtuvo la latinización de su apellido “Spalatinus”) el 17 de Enero de 1484, cerca de Nüremberg, donde su padre era curtidor. Fue a Nüremberg para educarse cuando tenía 13 años y posteriormente a la Universidad de Erfurt, donde recibió su título de Bachiller en 1499. Allí el atrajo la atención de Nikolaus Marschalk, el más influyente de los profesores, quien llevó a Spalatin en 1502 a la nueva Universidad de Wittenberg.

En 1503 Spalatin volvió a Erfurt para estudiar jurisprudencia. Fue recomendado a Conrad Mutianus, y fue recibido en un pequeño club de humanistas alemanes de los cuales Mutianus era el líder. Su amigo adquirió para él un puesto como profesor en el monasterio en Georgenthal, y en 1508 fue ordenado sacerdote por el obispo Johann von Laapshe, quien había ordenado también a Martín Lutero. En 1509 Mutianus lo recomendó a Federico III el Sabio, el Elector de Sajonia, quien le contrató como tutor de su sobrino, el futuro Elector, Juan Federico.

Spalatin se ganó rapidamente ganó la confianza del Elector, quien le envió en 1511 a Wittenberg a ejercer como tutor de sus sobrinos. En 1512 el elector le hizo bibliotecario. Fue promovido para ser capellán de la corte y secretario, y se hizo cargo de todas las relaciones públicas del elector. Su sólida formación académica y su inusual maestría en el manejo del griego, le convirtió en un funcionario indispensable en la corte de Sajonia.

Spalatin nunca ha sido conocido como teólogo, y pese a ser sacerdote y predicador, fue por sobre todo un humanista. Es imposible saber con certeza cuándo tuvo su primer encuentro con Lutero, aunque es muy probable que fuese en Wittenberg, pero el reformador ejerció una gran influencia en el, y llegó a ser su consejero espiritual y asesor en temas morales y religiosos. Sus numerosas cartas a Lutero se han perdido, pero las respuestas de éste permaneces aún y son sumamente interesantes. Contienen muchos detalles de la Reforma que en general son muy poco difundidos.

Spalatin acompañó a Federico a la Dieta de Ausburgo en 1518, y compartió las negociaciones con los enviados papales, Thomas Cayetano, y Karl von Miltitz. Estaba con el Elector cuando Carlos V fue elegido emperador y posteriormente coronado. Le acompaño también en la Dieta de Works. En resumen, Spalatin fue un verdadero confidente de Federico y asesor en diplomacia, tan necesaria en los turbulentos años de la Reforma.

A la muerte de Federico el Sabio en 1525, Spalatin no vivió más en la Corte de Sajonia. Sin embargo continuó asistiendo a las Dietas imperiales, además de ser un constante y muy bien valorado asesor para los electores, Juan y Juan Federico. Ese mismo año 1525 contrajo matrimonio.

Durante la última parte de su vida, desde 1526 en adelante, Spalatin fue principalmente encargado en las visitaciones de iglesias y escuelas en el electorado de Sajonia. Antes de su muerte cayó en un profundo estado de melancolía o tal vez depresión.

Murió el 16 de Enero de 1545 en Altenburg.

Federico El Sabio

Federico El Sabio

Nació en 1463 en el castillo de Torgau siendo el primer hijo del Kurfursten Ernesto de la Casa Wettin. En 1486, teniendo solo 23 años, junto a su hermano Johann, se hizo cargo de los dominios de su padre que habían recaído en 1485 por herencia de su parte en Leibzig de la herencia ernestínica de Sajonia. Trabajó con gran empeño por lograr formar una dinastía propia, en lo cual jamás tuvo éxito. El era un hombre de paz y mantuvo sus dominios durante su mandato alejados de todo conflicto bélico a gran escala.

Consiguió gran renombre histórico como patrocinador de las ciencias y de las artes. Es así que logró hacer de Wittenberg una residencia representativa por la reconstrucción del castillo y la iglesia del castillo (lugar en donde en 31 de octubre de 1517 Lutero presentó sus 95 tesis) además de la fundación de la Universidad de Wittenberg en 1502.

En tiempos de Lutero, Federico se transformó en el comienzo y centro de la Reforma, pues sus súbditos veían en su Señor Territorial a un seguro protector (y estaban en lo cierto) que actuaba con cautela desde lejos. Federico estaba aún imbuido de la religiosidad medieval, sin embargo había reconocido la necesidad de una reforma dentro de la iglesia papal de su tiempo. La gran protección que Federico otorgó a Lutero del juicio papal le dio reconocimiento y gratitud histórica de parte de los que adhirieron a la Reforma. Le valió su repertorio táctico diplomático de interpretar y re interpretar las cosas, y así no dar lugar a sus enemigos, ya que no veía ninguna culpa en el pensamiento y actuar de Lutero, pues estimaba que había sido injustamente culpado de algo que aún no había sido esclarecido por la justicia. En este como en otros casos Federico se quería formar una propia opinión estudiando a fondo la situación y escuchando los consejos de sus asesores y de reconocidos estudiosos de la Doctrina y el Derecho. Así actuó en el caso de Lutero, así como en el de Erasmo de Rótterdam y el humanismo. Finalmente Federico falleció en 1525 en su castillo de Laca en Lochau.

Os tentó los siguientes títulos:

  • Príncipe Elector de Sajonia (1486 -1525).
  • Duque Sajonia-Wittenberg (1486-1525), como Friedrich VI.
  • Landgrave de Turingia (1486-1525), como Friedrich VII.
  • Gran Maestre de la Orden Teutónica (1496-1510).