«Podéis beber la copa de amargura que yo he de beber?»

¿Puedes Beber Este Cáliz?

Como dijo Jesús: «Y yo, una vez que sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos a mí» (Jn 12,32). Jesús, el varón de dolores, y nosotros,hombres y mujeres de dolores, como él, estamos colgados ahí, entre el cielo y la tierra, gritando:«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

«Podéis beber la copa de amargura que yo he debeber?», preguntó Jesús a sus amigos. Ellos respondieron que sí. Pero no tenían idea de la carga de sufrimiento que conllevaba una respuesta afirmativa. La copa de Jesús es la copa del sufrimiento, no solamente de sus propios sufrimientos sino de los de toda la humanidad. Es una copa llena de angustias físicas, mentales y espirituales. Es la copa del hambre, la tortura, la soledad, el rechazo, el abandono y la angustia inmensa. Es la copa llena de amargura. ¿Quién quiere beberla? Es la copa de la que habla Isaías cuando dice: «Tú que has bebido de la mano del Señor la copa de su ira, y has apurado hasta las heces el vaso del vértigo» (Is 51,17), y que el segundo ángel en el Apocalipsis llama «el vino de la desenfrenada lujuria» (14,8) que Babilonia da a beber a todo el mundo.
Cuando le llegó a Jesús el momento de beber la copa, dijo: «Siento una tristeza mortal» (Mt 26,38). Su agonía fue tan intensa que «le entró un sudor que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de sangre» (Lc 22,44). Sus amigos íntimos, Santiago y Juan, a los que preguntó si podían beber la copa de amargura que él Iba a beber, estaban allí con él, pero profundamente dormidos, incapaces de permanecer despiertos con él en su dolor. En su inmensa soledad, cayó rostro en tierra y gritó: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa de amargura» (Mt 26,39). Jesús no podía enfrentarse a ella. Era un fardo insoportable de sufrimiento. Demasiado dolor para aguantarlo, demasiado sufrimiento para abrazarlo, demasiada agonía para pasar por ella. Sintió que no podía beber aquella copa llena de amargura hasta el borde. ¿Por qué pudo seguir diciendo sí? Me siento incapaz de responder adecuadamente a esta pregunta. Lo único que puedo decir es que más allá del abandono total que vivía física y espiritualmente, Jesús mantenía un vínculo espiritual con aquél al que llamaba Abba. Confiaba más allá de la traición,vivía una entrega por encima de la desesperación,un amor más allá de todos los miedos. Esta intimidad que superaba toda Intimidad humana posibilitó a Jesús que pasara de él el cáliz al convertirlo en una oración dirigida a quien le había llamado «mi amado». Aún viviendo esa angustia con suprema intensidad, ese vínculo no se había roto. No lo sentía en su cuerpo, ni lo vivía en su mente. Pero estaba allí, más allá de todo sentimiento y pensamiento, y mantenía la comunicación por encima y más allá de toda ruptura. Fue ese tendón espiritual, esa íntima comunión con su Padre la que le hizo mantener la copa entre sus manos y orar: «Padre mío, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú» (Mt 26,39).
Jesús no arrojó la copa lejos de sí en un gesto de desesperación. No, la agarró con sus manos ydeseó bebería hasta las heces. No fue una prueba de fuerza de voluntad, una decisión firme o un gesto de gran heroísmo. Fue un profundo y espiritual sí al Abba, al amante de su corazón herido.
¿En dónde nos nacerá a todos ese gran sí? «Que sea como tú lo quieres, no como lo quiero yo». ¿Quién puede decir sí cuando no se ha oído la voz del amor? ¿Quién puede decir sí cuando no existe un Abba a quien dirigirse? ¿Quién puede decir sí cuando no se da un solo momento de consuelo?
En medio de la oración angustiada de Jesús pidiendo a su Padre que apartase de él aquella copa de amargura, hubo un momento de consuelo. Sólo lo menciona el evangelista Lucas. Dice: «Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo estuvo confortando» (Lc 22,43).
En medio de los dolores está el consuelo; en medio de la tiniebla se da la luz; en medio de la desesperación existe la esperanza; en medio de Babilonia se vislumbra Jerusalén; en medio del ejército de los demonios existe un ángel consolador.
La copa de la amargura, que parece inconcebible, inasumible por sus dimensiones, es también la copa del gozo. Sólo cuando la descubrimos en nuestra propia vida podemos pensar en beberla.
Henri J. M. Nouwen
Título original: Can you drink the cup? 1996
Traducción: Emilio Ortega Sebastián
¿Puedes Beber Este Cáliz?

Adiós a Josef Schmidt un Guardia Suizo que sirvió a tres papas

Guardia Suiza Pontificia

28 de julio, 2010. Josef Schmidt murió en Roma el 28 de julio de 2010. Ésta es su última entrevista.

En esta misma plaza de San Pedro hace 500 años, el ejército más pequeño del mundo juró fidelidad al Papa.

En esa época no existía el terrorismo, y el Papa no usaba el papamóvil sino la silla gestatoria. El Papa debía defenderse de los invasores, como lo cuenta Josef Schmidt, ex veterano del ejército pontificio.

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo
“Todo inició con el Papa Julio II, quién pidió al gobierno suizo algunos guardias para protegerse y ser acompañado en sus salidas fuera del Vaticano. El Cantón de Lucerna envió 189 guardias, que llegaron el 22 de enero de 1506”

Desde entonces los guardias suizos llevan 500 años dedicados a la protección al papa, como cuando acompañaron al papa Clemente VII por el corredor secreto que une el palacio apostólico con el castillo del santo Ángel, refugio de los pontífices.

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo

“Defendiendo al Papa Clemente VII de las tropas alemanas, cayeron en combate 147 guardias, y 49 se salvaron, que quedaron como escoltas del Papa”

Este ex guardia suizo ha sido cabo, sargento y subteniente, y en sus 15 años en la guardia  conocido tres pontífices.

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo

“Durante casi 8 años estuve con el papa Pío XII. Después con Juan XXIII, y los últimos años estuve al servicio de Pablo VI”.

Son 110 los soldados del Papa. Desde el siglo XVI, las tareas son las mismas.

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo

“En primer lugar la custodia del apartamento del Papa, día y noche. En segundo lugar los servicios extraordinarios, que significa estar en las audiencias publicas y privadas. En aquel tiempo el Papa no viajaba, la única salida más larga era a Castelgandolfo.”

El salario de un guardia suizo es de 1.330 euros al mes, más el alojamiento dentro  del vaticano. Pero según ellos, proteger al representante de Dios en la tierra no se hace por dinero.

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo

“Algunas personas que vienen a la guardia suiza cambian totalmente el modo de vida,  porque ser custodia del Vicario de Cristo no tiene precio”.
Los guardias parecen armados como los caballeros de la edad media, pero los que van de paisano llevan armas automáticas, y todos han recibido entrenamiento militar y antiterrorista:

Josef Schmidt
Ex Guardia Suizo

“Todas las personas que venimos de la Guardia Suiza hemos estudiado primero en la escuela militar suiza, donde el tratamiento no es muy simpático. En la Guardia Suiza hay otro tono, el mando y la disciplina son muy rigurosos, como debe ser, pero siempre con buenos modales».

Para recordar los orígenes, un grupo de 723 Guardias partirán en abril desde Suiza para llegar al Vaticano el 6 de mayo. Un recorrido por 500 años de historia.

ROME REPORTS,  Agencia de Noticias para TV

“¿Quién podría imaginar Tierra Santa sin cristianos ni cristianas?”

Rev. Dr. Munib A. Younan, bishop of the Evangelical Lutheran Church in Jordan and the Holy Land (ELCJHL)

STUTTGART, Alemania, 25 de julio de 2010 – En su primer sermón como presidente electo de la Federación Luterana Mundial (FLM), el Obispo Munib Younan dijo hoy que los/as cristianos/as deberían ser “hijos e hijas de luz”, e instó a orar “para que los cristianos y las cristianas de Palestina no pierdan la fe y abandonen el país”.

Younan predicó hoy en la iglesia Andreaskirche de Uhlbach, un barrio de las afueras de Stuttgart. Además de la congregación local se encontraban presentes participantes en la Undécima Asamblea de la FLM que tiene lugar en la ciudad del 20 al 27 de julio.

Cristo caminó en Tierra Santa, dijo Younan. “¿Quién podría imaginar Tierra Santa… sin cristianos ni cristianas?”, preguntó Younan, quien es obispo de la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y Tierra Santa.

“Como cristianos y cristianas, y especialmente como luteranos y luteranas, tenemos un papel que desempeñar en la reconciliación y el diálogo interreligioso en Oriente Medio”, dijo Younan, quien fue electo Presidente de la FLM el sábado 24 de julio.

“A veces reflexiono sobre el hecho de que ha habido cristianos y cristianas en Palestina desde el primer Pentecostés”, dijo, y añadió “ahora somos menos del 1,5 por ciento de la población”.

Según Younan, los/as cristianos/as palestinos/as abandonan su patria por tres razones: “las dificultades provocadas por el conflicto político, la falta de trabajo y el creciente extremismo político y religioso”.

“Aun así”, continuó Younan, “el cristianismo palestino ha sobrevivido dos mil años. Nunca hemos gobernado el país ni hemos sido mayoría. No tenemos muchas propiedades, poder, dinero o influencia. Sin embargo, hemos sobrevivido”. Y esto ha sido así, dijo, porque “hemos llevado la muerte y resurrección de nuestro Señor en nuestros cuerpos, almas y mentes”.

Los/as cristianos/as palestinos/as deberían ser “mediadores y mediadoras de justicia, instrumentos de paz, ministros de reconciliación, defensores y defensoras de los derechos humanos incluidos los derechos de las mujeres, y apóstoles del amor”, dijo.

Younan participa activamente en actividades interreligiosas en su tierra natal y ha ocupado puestos de responsabilidad en grupos ecuménicos e interreligiosos locales.

El amor cristiano va más allá de fronteras religiosas y étnicas, dijo Younan a la congregación. Recordó que una vez le habían preguntado por una cristiana a la que habían visto ocupándose de un niño musulmán. Él había respondido: “como cristianos y cristianas, estamos llamados a servir a todos los seres humanos independientemente de su sexo, raza, identidad étnica, religión o afiliación política”.

Citando el libro bíblico de Efesios, Younan dijo que como “hijos de luz” los cristianos y las cristianas deberían trabajar para promover la justicia, la paz y la reconciliación, y “acabar con la islamofobia, la xenofobia y el antisemitismo”.

Younan y otros/as visitantes de la Asamblea de la FLM fueron presentados/as a la comunidad por la pastora de la congregación, Margarete Goth. La iglesia está situada en medio de los famosos viñedos de Uhlbach, cerca de la capilla funeraria donde están las tumbas de la realeza de Wurtemberg de siglos pasados.

El mandato del obispo Munib Younan como presidente de la FLM comienza al finalizar la Undécima Asamblea el 27 de julio.

Jan Hus (Juan Huss o Juan de Hussenitz)

Jan Hus (1369-1415)

Nacido en el seno de una familia burguesa del sur de Bohemia, (1369-1415), estudió en la universidad de Praga, en donde consiguió el título de maestro en artes (1396) y ejerció como profesor de filosofía desde 1401. Ordenado sacerdote en 1400, Hus mostró su admiración por la obra de los predicadores Milic y Janov y por las ideas del reformador inglés, crítico de la jerarquía eclesiástica. Hus transmitió sus ideas reformadoras a través de sus predicaciones desde la capilla de Belén en Praga, que, en un principio, contaron con el beneplácito del arzobispo Zbynek Zajic, quien, sin embargo, condenó en 1409 las obras de Wyclif y algunos escritos del propio Hus, como la «Apostilla», la «Explicación del Decálogo» o la «Pequeña hija». En 1409 el rey Wenceslao IV, promulgó el decreto real de Kutná Hora, por el que la gestión de la universidad de Praga, hasta entonces monopolizada por el profesorado alemán, pasó a manos de los checos; Hus se convirtió en rector y confesor de la reina Sofía de Baviera. A partir de 1412 la situación dio un giro espectacular. Hus y sus seguidores acusaron de simonía a los enviados papales llegados a Praga con las indulgencias plenarias; esta acusación supuso la retirada del permiso de predicación para Hus y el entredicho para la capital bohemia, lanzado desde Roma por el arzobispo de Praga. El pensamiento de Hus, recogido en obras como el «De Ecclesia», se radicalizó. En 1415 se desplazó a Constanza para defender sus ideas ante el concilio. Hus, a pesar de rechazar las imputaciones de herejía y poseer un salvoconducto del emperador Segismundo, fue tildado de hereje y condenado a la hoguera; la condena de Hus fue seguida por la de uno de sus principales seguidores, Jerónimo de Praga. Estas dos muertes crearon un fuerte partido husita en Bohemia, conocido como «calicista» o «utraquista» por identificar el símbolo de su lucha con el cáliz y la eucaristía bajo las dos especies, el pan y el vino (sub utraque specie). En 1419 estalló la revuelta en Praga, alentada por las predicaciones de Juan Zelivsky y por el partido husita, que concluyó con la ocupación del ayuntamiento y la defenestración de los miembros del concejo afines al emperador Segismundo. Tras la muerte del rey Wenceslao, el patriciado urbano y los husitas moderados llegaron a un acuerdo para restablecer el orden en la ciudad. Este hecho muestra cómo casi desde el primer momento hubo una división en el seno del husismo; los husitas moderados (baja nobleza y patriciado urbano), dirigidos por Juan Zizka, reclamaban el reconocimiento por parte del Papado y de Segismundo, sucesor de Wenceslao IV, de la ortodoxia de la reforma husita; por su parte, los más radicales (campesinado y población urbana), acaudillados por Wenceslao Koranda en Praga y, más tarde, por los cabecillas de la comunidad de Tabor (taboritas), solicitaban cambios en las estructuras sociales y políticas del país. En 1420 los husitas moderados (calicistas o utraquistas), ante las negativas de Segismundo y la preparación de la cruzada por parte del papa Martín V, aprobaron los «Cuatro artículos de Praga», con los que proclamaban la libertad de predicación, la eucaristía bajo las dos especies, la supresión del poder temporal de la Iglesia y el castigo público de los pecados más graves. Pese a las crecientes disensiones en el seno del husismo, provocadas por la ejecución del radical Martín Huska y por el asesinato del predicador Juan Zelivsky, los ejércitos bohemios, dirigidos por los moderados Zizka y Procopio el Grande, consiguieron derrotar a las tropas cruzadistas enrepetidas ocasiones: Monte Vitkov (1420), Vysehrad (1422), Tachov (1427) y Domazlice (1431). Ante la sucesión de los fracasos militares, Roma y Segismundo decidieron optar por la vía del diálogo y, así, se iniciaron las conversaciones de paz en Presburgo (1429), proseguidas por el Concilio de Basilea (1432-1433) y por la Convención de Cheb (1432). Las conversaciones de paz desembocaron en los llamados «Compactata de Praga» (1433), artículos de fe que sellaban el compromiso entre los utraquistas y el Concilio de Basilea. Mientras, la situación interior del país se degradaba poco a poco. La alta nobleza, fiel a la Iglesia romana, dio un golpe de mano en la Dieta de Praga (1433) al hacerse con los principales cargos del gobierno, dejando al margen a la pequeña aristocracia y a los procuradores de las ciudades. Por su parte, el ejército, que había hecho de la guerra un «modus vivendi», se encontraba en estado de continua revuelta, al disminuir la actividad bélica. La guerra civil no tardó en estallar. Los husitas moderados, aliados de los católicos, derrotaron en Lipany (1434) al ejército de taboritas y orfelinos, antiguos componentes de las tropas de Zizka. La contraofensiva taborita acabó en desastre y su cabecilla, Juan Rohac de Duba, fue ahorcado en Praga. Segismundo, tras diecisiete años de luchas y conflictos, consiguió entrar en Praga y ser reconocido rey por la Dieta. Según lo estipulado por los «Compactata de Jihlava» (1436), Bohemia se reincorporaba a la Iglesia romana, aunque manteniendo algunas de sus particularidades litúrgicas, como la eucaristía bajo las dos especies; el rey se comprometía a promocionar a eclesiásticos reformadores como el arzobispo de Praga, Juan Rokycana. El movimiento husita, calificado por algunos autores como revolución, trajo consigo la afirmación del elemento checo sobre el alemán en Bohemia y la difusión de los ideales de reforma y renovación eclesiástica por los países de su entorno geográfico (Polonia, Hungría, Alemania, Eslovaquia, etc.). A la muerte de Segismundo (1437), la Dieta eligió como sucesor a su yerno Alberto de Habsburgo, duque de Austria y rey de Hungría. Su candidatura, apoyada por los barones católicos (alta nobleza), fue contestada por la nobleza husita y por las ciudades, que pretendían promocionar al trono al príncipe polaco Casimiro. En la batalla de Tabor (1438) el partido pro-Habsburgo derrotó a la facción contraria con el apoyo de Moravia (feudo católico), Lusacia y Silesia. Alberto moriría un año más tarde, dejando un hijo póstumo, Ladislao. Bohemia vivió a partir de ese momento un periodo de catorce años de anarquía, en el que los dos partidos formados a raíz de la elección de Alberto se disputaron el poder. En 1448 Jorge Podebrady, jefe del partido husita, se hizo con el control de la situación en Praga, en perjuicio de Ulrich de Rozmberk, cabecilla del partido católico. Podebrady supo aunar, a partir de 1452, a moderados y radicales, gracias a la labor del arzobispo Rokycana. En 1453 se convirtió en regente del todavía menor Ladislao y, a la muerte de éste, fue elegido rey de Bohemia por la Dieta (1458). Durante su reinado pretendió acabar con las diferencias entre católicos y husitas. No consiguió el reconocimiento de Silesia, gobernada por el príncipe Vratislav, ni del papa Pío II, por lo que tuvo que buscar apoyos en el Imperio (Federico III) y en Francia (Luis XI). Las diferencias internas condujeron a los checos a una nueva guerra civil, originada por el levantamiento de los barones, que organizaron la Liga de Zelená Hora, bajo el mando del católico Zdemerk de Sternberk y con el apoyo del Papado y del rey de Hungría, Matías Corvino. Podebrady, antes de morir en 1471, firmó un tratado con Polonia para asegurarla sucesión en el trono: un hijo del rey polaco Casimiro, Ladislao, se convertiría en rey de Bohemia. Este sería elegido rey por la Dieta de Kutná Hora a la edad de quince años, aunque bajo la regencia de Johana, viuda de Podebrady. Al mismo tiempo, Matías Corvino se autoproclamaba rey de Bohemia con la bendición del Papa. La comprometida situación fue zanjada por la Paz de Olomuc (1479) por la que Ladislao retenía el titulo de rey de Bohemia, pero perdía el dominio sobre Moravia, Silesia y Lusacia en favor del rey de Hungría. Ladislao tuvo que hacer frente en 1483 a una nueva revuelta, en este caso auspiciada por los calmistas, que solicitaban el reconocimiento por parte de Roma de los «Compactata», denunciados como heréticos por Pío II en 1462.En 1485 se llegó a un acuerdo definitivo entre católicos y husitas, sellado por la Paz Religiosa de Kutná Hora. Dicho tratado proclamaba la libertad de culto, de la que quedaban excluidos algunos grupos radicales como el de los Hermanos checos, surgido a mediados del siglo XV en torno a comunidades evangélicas. Las diferencias políticas no se solucionaron tan fácilmente como las religiosas, puesto que la llamada Carta del país (1500), que otorgaba amplios privilegios a la nobleza, levantó el descontento en las ciudades. Estas consiguieron recuperar parte de sus derechos políticos gracias al Acuerdo de san Wenceslao (1517). Ladislao, presionado por Maximiliano de Habsburgo, firmó en 1515 un acuerdo sucesorio con la dinastía germana, que disponía los enlaces de su hijo Luis con María de Habsburgo y de su hija Ana con Fernando o Carlos de Habsburgo. Tras la muerte de Luis en la batalla de Mohacs contra los turcos (1526), Bohemia se integraría en los dominios patrimoniales de los Habsburgo. Pese a la defensa de la ortodoxia católica por parte de los gobernantes Habsburgo, la Reforma protestante calaría en las comunidades bohemias, sobre todo entre los calicistas más radicales y entre los Hermanos checos. Durante los siglos bajomedievales, Bohemia se integró en la economía europea, al iniciar la exportación masiva de cereales a Sajonia y Tirol o la de paños de bajo precio a Austria y Alemania. La producción artesanal del vidrio y la cerveza colocaron también al país en una posición envidiable con respecto a las economías de los Estados vecinos. La minería también constituyó un recurso a destacar de la economía bohemia, sobre todo debido a la explotación intensiva de las minas de plata de Kutná Hora, en la que invirtieron emprendedores extranjeros procedentes de Nüremberg, o a la extracción de estaño de las minas de la región de Erzgebirge. En 1518 se descubrió un nuevo yacimiento de mineral de plata en Jáchymov, que duplicó la producción minera de Bohemia. El campo se benefició de las labores de roturación emprendidas desde finales del siglo XV en algunos señoríos como el del linaje de los Pernstejn. Algunos señores feudales realizaron también obras hidráulicas en sus posesiones, que mejoraron los cultivos de regadío. Este es el caso de Guillermo de Pernstejn que construyó un total de 32 kilómetros de canales y acequias o el de la familia Rozmberk, promotora del llamado Canal de oro, con unos 42 kilómetros de recorrido. El comercio estaba controlado por los mercaderes de la Hansa, procedentes de Frankfurt y Nüremberg, que desde las más importantes ciudades bohemias, auténticas encrucijadas en los caminos que conectaban el occidente con el oriente de Europa, monopolizaban los tráficos por vía terrestre entre Venecia y Rusia. Algunos comerciantes holandeses frecuentaban las ferias de Bohemia. Quizás, el momento de mayor auge económico vivido por el país coincidió con el reinado de Carlos IV, simbolizado por el crecimiento urbanístico de Praga. La construcción del nuevo puente, del castillo real, de la catedral de San Vito, de las iglesias de Santa María de las Nieves y de Santa María de Tyn, del ayuntamiento (1388) o la proliferación de barrios de artesanos y comerciantes nos ofrecen un claro ejemplo de la bonanza económica que disfrutó la capital durante la segunda mitad del siglo XIV. El emperador potenció la ruta comercial que comunicaba las ciudades de Nüremberg, Praga y Bratislava, arteria principal de los intercambios con Hungría y las regiones balcánicas.

Día de la Muerte de Juan Hus en la Hoguera

Seis de julio de 1415, Constanza, Alemania. El concilio celebrado allí desde el otoño del año anterior dicta la sentencia contra Juan Hus: ¡culpable! por herejía. A Juan Hus se le prohíbe ejercer el sacerdocio y es entregado al poder secular que le condena a morir en la hoguera. La sentencia es ejecutada de manera inmediata. Sus cenizas son arrojadas al río Rin. Juan Hus muere pero la última chispa en su hoguera es la primera del gran movimiento revolucionario que se apodera de las tierras checas en los siguientes decenios. Han transcurrido casi seis siglos desde el fallecimiento de este reformador religioso checo, pero su legado sigue dividiendo a la nación hasta la fecha. Para algunos, fue un hereje que tenía la culpa de que el floreciente Reino de Bohemia, centro del Sacro Imperio Romano Germano, se convirtiera en los siglos venideros en la periferia del mundo católico, pobre, alejada de las principales corrientes intelectuales y culturales y sumergida en luchas fratricidas. Otros ven en Juan Hus un héroe nacional que tuvo la valentía de oponerse a los excesos de la Iglesia Católica y de esforzarse por su reforma, y acusan a esa institución de haber cometido un crimen imperdonable al condenarle, como hereje, a la hoguera.

¿Quién fue, entonces, Juan Hus? ¿Cuáles fueron sus enseñanzas?

¿Y dónde se hallan las raíces del movimiento husita?

Las tierras checas vivieron en la segunda mitad del siglo XIV uno de sus períodos de mayor auge, cuando reinaba Carlos IV. Según explica el historiador Václav Polc, Carlos IV fue también emperador romano germano que hizo de Praga la capital del Sacro Imperio.»En Praga se encontraba la única universidad al norte de los Alpes que Carlos IV fundó en 1348, creando las condiciones para que la capital checa se convirtiera en un importante centro cultural y educacional. La corte de Carlos IV era el centro político y diplomático donde se decidía el destino de Estados enteros. Y en lo que a la sociedad se refiere, ésta gozaba de un bienestar impresionante». El historiador Petr Cornej señala, no obstante, que el oeste y el sur de Europa pasaron por aquél entonces por una grave crisis demográfica como consecuencia de las repetidas epidemias de peste. Dicha crisis afectó al Reino de Bohemia más tarde, después de la muerte de Carlos IV, en 1378, es decir, bajo el reinado de su hijo, Venceslao IV. «Precisamente en esa época aparecieron en el Estado checo los primeros síntomas de la crisis a la que, desgraciadamente, la sociedad, acostumbrada a la prosperidad, no supo reaccionar adecuadamente. Y una de las recetas que el Medioevo solía utilizar para solucionar los problemas fue la de recurrir a la reforma eclesiástica. La Iglesia Católica era la institución omnipresente con una influencia decisiva sobre la sociedad medieval que monopolizó el privilegio de velar por la salvación de las almas». Por ello, cuando las cosas no marchaban bien en lo social, se creía que la responsable era la Iglesia Católica. Petr Cornej subraya que los abusos de la Iglesia eran visibles.»Simonía, corrupción y nepotismo eran la lacra que acosaba a la Iglesia. Se vendían indulgencias, muchos sacerdotes vivían de sus parroquias y beneficios sin cumplir sus compromisos, muchos de ellos incluso cometían diariamente pecados capitales. Dignatarios eclesiásticos se dejaban sobornar por quienes querían ocupar un alto cargo en la jerarquía de la Iglesia. Las frecuentes intervenciones de la Iglesia en el poder secular también provocaban una dura crítica». El historiador Václav Polc enfatiza que hay que buscar la raíz de esta decadencia eclesiástica en el cisma que dividió a la Europa cristiana: «Un papa residía en Roma, el otro en Avignon. Diferentes países reconocían a diferentes papas, lo que desembocaba en violentos enfrentamientos políticos. El cisma se manifestó también en el declive cultural porque con él termina el intercambio de valores entre los países enfrentados. Pero lo peor fue que desvaneció una de las certezas inquebrantables del hombre medieval, la de creer en la autoridad del Santo Pontífice como sucesor de San Pedro, lo que originaba en la sociedad ánimos de vanidad y desorientación». El caos provocado por el cisma dio origen a muchas sectas heréticas y despertó del letargo a las existentes, pero en primer lugar movilizó a las llamadas «fuerzas sanas» dentro de la misma Iglesia. El historiador Petr Cornej apunta que los mayores críticos de los excesos procedieron del seno de la Iglesia. Algunos críticos permanecieron fieles a las doctrinas dogmáticas, otros, en su afán por la mejora, se radicalizaron hasta desviarse de la enseñanza católica. Uno de los reformadores religiosos fue el checo Juan Hus. Juan Hus estudió en la Universidad Carolina donde más tarde fue nombrado profesor, según explica el historiador Václav Polc: «Juan Hus intervino por primera vez en las arduas discusiones que se mantenían en la Universidad sobre las posibles vías de la reforma eclesiástica, en 1380, todavía como estudiante. Nunca estudió en otras universidades ni viajó al exterior y el único contacto que tenía con las corrientes religiosas, culturales y políticas que aparecían por aquél entonces en Europa, fue a través de los profesores extranjeros que se desempeñaban en la Universidad de Praga». Pero incluso éstos se marcharon de la Universidad Carolina en 1408, en protesta contra la modificación del sistema electoral, impulsada por Juan Hus. Václav Polc advierte que debido a dicha modificación predominó en esta escuela superior el elemento checo en detrimento de los estudiantes y lectores del extranjero. La única universidad al norte de los Alpes se convirtió así en provincial, perdiendo en gran medida el prestigio del que gozaba en Europa. Polc subraya también que Juan Hus fue un patriota fervoroso y que el movimiento husita que surgió después de su muerte, acentuó el nacionalismo. Por su parte, el historiador Petr Cornej califica a Hus como un personaje de la historia checa digno de atención, con un fuerte carisma y mensaje moral: «Hus ganó la simpatía de los habitantes de Praga en 1402, cuando llegó a ser predicador en la Capilla de Belén, el único lugar de la capital donde se podían hacer sermones en checo y no en latín o alemán. Sus predicaciones sobre la necesidad de reformar la sociedad y la Iglesia repercutieron inmediata y vivamente sobre la población checa». Václav Polc agrega que Juan Hus fue un orador extraordinario con ciertos rasgos del liderazgo que sabía magnetizar a las masas. Hablaba un checo rico y agudo, tenía el don de utilizar las palabras justas para definir los problemas que el ciudadano de a pie vivía diariamente en carne propia. Petr Cornej precisa que fueron muchos los que se esforzaron por la reforma eclesiástica, pero Juan Hus se convirtió en símbolo de todo el movimiento reformista que nació de la ebullición intelectual del ambiente universitario, inspirado fuertemente por la obra del reformador británico, John Wiclef, fallecido en 1384. «Los estudiantes checos trajeron los escritos de John Wiclef a Praga donde los transcribían y traducían al checo. La postura de Wiclef acerca de la sociedad y la Iglesia fue la base del programa husita. Los partidarios de Hus se sintieron atraídos especialmente por la exigencia de Wiclef de que la Iglesia Católica volviera a cumplir su tarea original, la de predicar el evangelio. Wiclef sostuvo que para conseguir esto, era necesario privar a la Iglesia de la propiedad y el poder político, pero como esta institución nunca renunciaría voluntariamente a sus bienes y su influencia política, debería hacerlo el Rey». Las citadas ideas se hicieron muy populares primero en Praga y luego también en el campo donde las divulgaban los egresados de la Universidad Carolina. Los historiadores Petr Cornej y Václav Polc coinciden en que Juan Hus no fue un pensador original y que se limitó solamente a repetir las enseñanzas de John Wiclef. Václav Polc matiza que las opiniones de Hus no contradecían en su mayoría los dogmas católicos. Sin embargo, había una cierta herética que le condujo finalmente a la hoguera: «Hus decía que el derecho de estar en la Iglesia lo tenían solamente los predestinados a la salvación, que la verdadera Iglesia era la invisible integrada por los predestinados. Es la idea que constituye una amenaza directa para la Iglesia institucional de la que Hus decía que no siempre se regía por el evangelio. Sostenía que quien no seguía el ejemplo de Jesucristo, no era predestinado y por ello los predestinados no tenían la obligación de obedecerle». Pero, ¿quiénes fueron los predestinados? ¿En qué se distinguían de los demás? ¿Quién debía decidir quién era o no era predestinado? Hus decía también que el papa que pecaba no era papa y el emperador que pecaba no era emperador. Pero ¿hay en este mundo un sólo hombre que nunca peque? ¿Somos hombres, descendientes de Adán y Eva, nacidos del pecado original, o ángeles sin pecado? Václav Polc subraya que por esta posición Juan Hus fue declarado hereje en el concilio de Constanza. Y es precisamente este punto en su enseñanza al que se ha referido el actual papa Juan Pablo II al comentar que Hus no fue del todo católico. Polc advierte también que se trata además de la opinión que, en caso de materializarse, habría tenido consecuencias trascendentales y peligrosas para la sociedad, lo que confirma el historiador Petr Cornej: «Habría podido originar anarquía porque suponía que cada uno percibía la palabra de Dios de manera diferente. El hecho de que el principio de la predestinación autorizaba a cada uno a juzgar la conducta de su prójimo, de su párroco o de su superior, según su propia percepción del evangelio, habría llevado a la desobediencia y a la insubordinación. En tal caso, no habrían sido necesarias las leyes ni las instituciones». Un ejemplo de lo que significaría esta postura en la práctica, lo dio el mismo Hus en el concilio de Constanza. Rechazó someterse al dictamen del tribunal, es decir, someterse a la ley eclesiástica que, como sacerdote, debía obedecer. Proclamó que el único que podría juzgarle era Jesucristo como Juez y Rey Supremo de la cristiandad. Václav Polc reprocha también a Hus la presunción de haber pensado que era el único portador de la Verdad, sin admitir la discusión ni respetar las opiniones de los demás. Petr Cornej puntualiza que la insistencia de Hus en que sus verdades eran verdades divinas, constituyó uno de los puntos de la querella formulada contra él en Constanza. La ley eclesiástica vigente por aquel entonces establecía que uno de los rasgos típicos del hereje era su impenitencia, obstinación e indocilidad, lo que Juan Hus confirmó durante los interrogatorios.

¿Cuál es, entonces, el legado de Juan Hus?

El historiador Petr Cornej destaca que la fuerza y el mensaje moral de este reformador religioso no residían en sus enseñanzas que no eran originales, sino que en su actuación y su capacidad de dirigirse a las masas: «Residían también en que en su vida privada se regía según los principios que predicaba, dando ejemplo a sus partidarios, así como en su esfuerzo sincero de reformar la comunidad cristiana. Es algo lo que hoy en día admite incluso la Iglesia Católica. En la conferencia internacional dedicada a este gran personaje de la historia checa, que se efectuó hace tres años en Roma, el papa Juan Pablo II expresó su dolor por la quema de Juan Hus y lo calificó de un hombre empujado por buenas intenciones».

El Obispo Munib A.Younan electo presidente de la FLM

Obispo Munib A.Younan - © FLM/Erick Coll

STUTTGART, 24 de julio de 2010 (LWI) – El Obispo Munib A.Younan, de la Iglesia Luterana en Jordania y Tierra Santa, fue electo presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM) hoy en Stuttgart.

La elección tuvo lugar mediante voto secreto durante la Undécima Asamblea de la FLM, que reúne más de 750 participantes del 20 al 27 de julio en Stuttgart, Alemania. En el momento de la elección se encontraban presentes 360 delegados y delegadas de 140 iglesias miembro en 79 países.

Younan fue consagrado Presidente con 300 votos a favor, 23 en contra y 37 abstenciones.

Younan, de 59 años, sucede al Obispo Presidente de la Iglesia Evangélica Luterana en América Mark Hanson, quien presidió la FLM desde la última Asamblea de la organización, celebrada en Winnipeg, Canadá, en 2003.

Ordenado en 1976 luego de realizar estudios en Palestina y obtener una Maestría en la Universidad de Helsinki, Finlandia, Younan fue un joven pastor y maestro en su tierra natal y de 1976 a 1979 fue pastor de la Iglesia del Redentor en Jerusalén. También ministró parroquias en Beit Jala y Ramallah, y estudió en la Escuela Luterana de Teología en Chicago, Estados Unidos. En 2001 recibió un Doctorado en Divinidad honorario del Seminario Wartburg en Iowa, Estados Unidos.

Younan ha presidido su iglesia desde 1998. Fue el tercer obispo palestino de su iglesia,  fundada por alemanes en el siglo XIX y previamente liderada por clero de ese origen. Miembro de la Federación Luterana Mundial desde 1974, la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y Tierra Santa tiene alrededor de tres mil miembros.

El Obispo Younan fue el primero en traducir la Confesión de Augsburgo, un documento clave de la Iglesia Luterana, al idioma árabe.

Younan es uno de los/as cinco vicepresidentes salientes de la Federación Luterana Mundial, presidente de la Fraternidad de Iglesias Evangélicas de Oriente Medio y, junto a tres Patriarcas y nueve Obispos, forma parte del Comité Cristiano Internacional de Jerusalén.

Younan es cofundador del Consejo de Instituciones Religiosas en Tierra Santa, constituido por los dos Rabinos Jefes de Israel, cabezas de iglesias locales, el Juez Supremo de la Corte Islámica en Palestina y otros líderes musulmanes.

Younan es autor de Witnessing for Peace: In Jerusalem and the World (Dar testimonio de la paz: en Jerusalén y el mundo), un libro sobre la búsqueda de paz, publicado en 2003 por la editorial Augsburg-Fortress en Mineápolis, Estados Unidos, además de numerosos artículos sobre las iglesias y la búsqueda de la paz en la Tierra Santa.

Su esposa, Suad Younan, es directora de la Escuela Helen Keller de Educación Especial para Discapacitados/as Visuales en Beit Hanina, un suburbio de Jerusalén. Ella también preside el comité de mujeres de la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y Tierra Santa.

El matrimonio tiene dos hijas, un hijo y un nieto.

Tercer Templo de Jerusalén

Tercer Templo de Jerusalén

He aquí uno de los sueños más anhelados por el judaísmo: el Tercer Templo de Jerusalén. Se trata, en todo caso, de una maqueta, ya que el Templo jamás se ha construido. Y es que, según algunas tradiciones ortodoxas judías, éste será fruto de la «obra divina» y el hombre no puede en ningún caso participar en su construcción. A pesar de su filiación ortodoxa, Yehuda Glick, director del Instituto del Templo, no está de acuerdo. TOTAL GLICK: «La Torá nos ordena levantar el Templo. Los que creen que el Templo descenderá de los cielos, por arte de magia o elemento cósmico, eluden el precepto bíblico de prepararse y participar en la construcción». Y Glick se ha puesto manos a la obra. Su Instituto del Templo ha comenzado a confeccionar las ropas para los que, según él, serán sus futuros sacerdotes. En el museo situado junto al Instituto se exhiben, además, algunas de las piezas que deberían servir para los oficios. Glick pertenece a una corriente mesiánica identificada con la ultraderecha israelí que reivindica como propia la zona en la que se hallaría el Tercer Templo. Pero esto es Jerusalén y por supuesto no se trata de un sitio cualquiera, sino de la zona en la que, tras la visita de Ariel Sharon en el año 2000, estalló la segunda Intifada. Es la explanada de las mezquitas, el tercer lugar más sagrado para el mundo musulmán y el corazón espiritual de la demanda palestina de un estado independiente.

EFE TV –Madrid (Imágenes: Elías L. Benarroch)

El Segundo Templo de Salomón

Templo de Jerusalén

El rey Salomón mandó construir el primer Templo de Jerusalén para contener el Arca de la Alianza. El Templo quedó destruido en el año 586 a.C. por la invasión del babilonio Nabucodonosor.

A partir de entonces comenzó la edificación del Segundo Templo, completado en época de Herodes, en el siglo I a.C. El templo presidía de manera majestuosa la Jerusalén del siglo I a.C.

Aunque apenas quedan restos, el testimonio del historiador Flavio Josefo nos es útil para reconstruir el Templo tal como pudo ser. La entrada del templo herodiano era la Puerta Preciosa, cuyo acceso estaba prohibido a los no judíos. Después se entraba al Patio de las Mujeres, único recinto al que les estaba permitido acceder.

La Puerta de Nicanor, decorada con paneles de bronce muy elaborados, conducía a un patio interior. Le seguía el Patio de Israel, cuya entrada estaba reservada a los hombres judíos. En su centro, sobre una plataforma elevada, estaba el altar de sacrificios.

La última estancia del edificio era el santuario, con cuatro columnas con capiteles corintios en su fachada, cuya puerta sólo podía ser atravesada por los sacerdotes.

El Segundo Templo fue incendiado por el romano Tito en el año 70 d.C. De él queda en pie solamente la sección oriental de la muralla que lo rodeaba, el actual Muro de las Lamentaciones.

Realizado por Artehistoria

Historia del judaísmo

Según el relato bíblico, Dios, a cambio de su fe, prometió a Abraham la tierra de Canaán, futura tierra de Israel, y una progenie numerosa. Así comienza la historia del judaísmo, una religión que aglutina a cerca de trece millones de fieles en la actualidad. La historia de los judíos en la antigüedad comienza con su desplazamiento desde Ur -en Caldea, a orillas del Golfo Pérsico-, a la Tierra Prometida, en la que se establecen a partir del siglo XIX a.C.

Siguiendo con la Biblia, el nieto de Abraham, Jacob, a quien Dios otorgó un nuevo nombre, Israel, se trasladó a Egipto con sus hijos y sus familias huyendo de la hambruna. Sus descendientes fueron esclavizados, hasta que Dios los liberó y, guiados por Moisés, abandonaron Egipto, acontecimiento conocido como el Éxodo. Al llegar al Monte Sinaí, los judíos hicieron un pacto eterno con Dios, quien entregó a Moisés las Tablas de la Ley.

Hacia el año 1200, de nuevo en Canaán, los israelitas se encuentran divididos en doce tribus. La llegada de los filisteos y la presión de los amonitas hace que las tribus se unan en torno a una monarquía, siendo Saúl su primer rey. Con David, los reinos de Judá e Israel se unen, y el territorio inicial judío se ensancha con nuevas conquistas, entre ellas la de Jerusalén, convertida en capital. Salomón, su sucesor, será un monarca valorado por su sabiduría y por el establecimiento de relaciones con lejanos reinos, como el de Saba.

A la muerte de Salomón el reino se divide en dos estados rivales: Israel, en el norte, y Judá, en el sur. En el año 722 a.C. Israel será destruido por los asirios. Lo mismo sucederá con Judá en el 586 a.C., asolada por Nabucodonosor, quien destruirá el gran templo de Jerusalén y deportará a Babilonia a los miembros de las clases altas. Las siguientes dos centurias corresponden a la dominación persa, una época de cierta tranquilidad.

La paz termina cuando Alejandro Magno conquista Palestina en el año 333 a.C. Sus sucesores continuaron su política de helenización, imponiendo la cultura griega en sus dominios. Sin embargo, las luchas internas permitirán la entrada de Roma, a partir del año 63 a.C. Al principio, los romanos gobernaron a través de una dinastía judía fundada por Herodes el Grande. Este gobernante se encargará de culminar la reconstrucción del gran Templo de Jerusalén, casi doblando su tamaño y añadiendo nueva y lujosa ornamentación.

En los primeros años de la Era Cristiana, los gobernadores romanos se enfrentaron a frecuentes rebeliones judías, aplastadas a sangre y fuego. En la fortaleza de Massada, en el año 73 d.C., casi mil hombres, mujeres y niños se suicidaron para no rendirse a la X Legión Extranjera Romana. La campaña de Adriano, seis décadas después, acabó con las últimas resistencias. Jerusalén y el Templo fueron arrasados, y se prohibió a los hebreos vivir en su territorio. Comenzó así la Diáspora de los judíos fuera de la Tierra Prometida.

La Diáspora o dispersión, continuada durante siglos, extendió el judaísmo por todos los rincones del mundo, creando sinagogas y escuelas judáicas. En Europa, los judíos encontraron acomodo como comerciantes o prestamistas, pues la usura estaba prohibida para los cristianos. Masacres y expulsiones fueron frecuentes, y los judíos fueron acusados de desastres naturales como la mortífera peste negra de 1348. Bajo el islam, la situación de los hebreos también fue precaria, aunque en tiempos de tolerancia florecieron como médicos, mercaderes o científicos. En España, en algunos momentos de la Edad Media coexistieron pacíficamente las tres religiones. La sinagoga de Santa María la Blanca, en Toledo, es una de las mejores muestras de la herencia judía.

El antisemitismo, el odio hacia los judíos, tuvo su punto culminante en el Holocausto nazi. Entre 1941 y 1945, fueron asesinados dos tercios de los judíos de toda Europa. Pero las aspiraciones hebreas no acabaron con este desastre sin precedentes. Un movimiento judío, el sionismo, propugnaba el regreso a su antigua patria en Palestina. Finalmente, en 1948 sus deseos cristalizaron con la creación en Palestina del estado de Israel. Desgraciadamente, si por un lado se ponía fin a 1900 años de privación de derechos para los judíos, por otro, pese a los repetidos intentos por lograr la paz, se iniciaba un conflicto aún no solucionado entre árabes e israelíes.

La palabra judaísmo define el conjunto de normas y tradiciones religiosas del pueblo judío. Como religión, el judaísmo integra tres elementos esenciales: Dios, la Torá e Israel. Dios, o Yahvé, estableció una alianza con un pueblo, el de los judíos o Israel, para que éste extendiera su fe. A cambio de la preocupación de Dios por Israel, los judíos tienen la obligación de cumplir las enseñanzas divinas o Torá.

La Torá comprende los cinco primeros libros de la Biblia o Pentateuco. En ellos se recogen los relatos sobre el origen del mundo, los antepasados de Israel, la esclavitud en Egipto y su liberación, la recepción de los mandamientos en el Monte Sinaí y su travesía por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. El judaísmo no reconoce la divinidad de Jesucristo, al que sólo admite como profeta. Por ello, la Biblia es únicamente el Antiguo Testamento de los cristianos.

La vida cotidiana de las poblaciones está regida por diversos preceptos religiosos. El Sabbath, el día de descanso semanal, es un día festivo en el que está prohibido realizar cualquier actividad que no sea la oración y el reposo. La cocina kosher es la elaborada de acuerdo con las normas religiosas, prohibiendo el consumo de animales considerados impuros, como el cerdo. La circuncisión, a los ocho días de vida, permite a los varones entrar en la comunidad judía y participar de su alianza con Dios. La madurez religiosa de los muchachos se celebra mediante la ceremonia del bar mitzvah, en la que un chico de trece años lee por primera vez un fragmento de la Torá.

La fiesta familiar más importante es la Pascua, que conmemora el Éxodo de Egipto. Celebrada con una abundante comida ritual, en ella se recita la Hagadá, la historia del Éxodo. Muy importantes son también el Yom Kippur -Día de Arrepentimiento o expiación- y la fiesta de Hannukah -Reconsagración-. En ésta última, el acto principal es el encendido de las velas de una pequeña lámpara que recuerda el candelabro de los siete brazos del Templo de Jerusalén.

Actualmente, el mundo judío se divide en tres movimientos principales: el reformista, el conservador y el ortodoxo, citados de menor a mayor grado de apertura. Con todo, pese a la existencia de conflictos internos y tensiones entre Israel y las comunidades de la Diáspora, es posible concluir que el judaísmo es en su conjunto una de las religiones más dinámicas y trascendentes de la actualidad.

por ArteHistoria

Caso de Abuso Sexual del Sacerdote Fernando Karadima

Sacerdote Catolico Fernando Karadima

El apóstol San Pablo en el año 55 ó 56 de nuestra era, le escribió una carta a la Iglesia de Roma para indicarles de forma simple lo esencial del Evangelio para ser justificados ante Dios y a su vez les exhorta a tener mucho cuidado de aquellos que habiendo conocido a Dios se rebelan contra Dios cometiendo actos vergonzosos. Esta carta sigue teniendo la misma vigencia en este tiempo presente, creo que todos los miembros de la iglesia, desde el laico hasta la más alta autoridad tenemos la responsabilidad de atender a este señalamiento que nos dio nuestro hermano y padre espiritual; y no permitir ni un solo abuso sexual contra miembros del cuerpo místico de Cristo. Si durante siglos hemos utilizado en muchas ocasiones de manera indebida el Oficio de las Llaves para acallar a las voces disidentes y negarles la comunión de manera inmisericorde aquellos que por mediación del demonio tuvieron que divorciarse, es hora que aprendamos a utilizar dicho poder para encaminar en la verdad aquellos miembros de la iglesia que cometen estos actos diabólicos y bochornosos. Ya basta de continuar tapando el cielo con la mano y defender lo indefendible; es hora de echar la cobardía a un lado y carga la cruz que nos fue entregada con dignidad.

«Porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombres corruptibles, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, difamadores, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen

Romanos (1:21-32)

Visión del cambio de vestiduras de Josué (Zacarías 3:1-5)

Luego el Señor me mostró en una visión a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie en presencia del ángel del Señor. Al lado derecho de Josué estaba el ángel acusador, que se disponía a acusarle. Entonces el ángel del Señor dijo al ángel acusador: “¡Que el Señor te reprenda! ¡Que el Señor, que ama a Jerusalén, te reprenda! Pues este hombre es como un carbón encendido sacado de entre las brasas.” Josué, vestido con ropas muy sucias, permanecía de pie en presencia del ángel del Señor. Entonces el ángel ordenó a sus ayudantes que quitaran a Josué aquellas ropas sucias, y luego le dijo: “Mira, esto significa que te he quitado tus pecados. ¡Ahora haré que te vistan de fiesta!” En seguida ordenó a sus ayudantes que pusieran a Josué un turbante limpio en la cabeza. Ellos se lo pusieron, y después le vistieron con ropas de fiesta. Mientras tanto, el ángel permanecía de pie. (Zacarías 3:1-5)

Biblia Versión Dios Habla Hoy: Española

El Profeta Zacarías

El ángel, en una visión, le muestra a Zacarías al sumo sacerdote Josué. La culpa y la corrupción son grandes desalientos cuando estamos ante Dios. Por la culpa de los pecados cometidos por nosotros, estamos expuestos a la justicia de Dios; por el poder del pecado que habita en nosotros, somos aborrecibles para la santidad de Dios. Hasta el Israel de Dios peligra en estas cuentas, pero ellos tienen socorro de Jesucristo, que es hecho por Dios nuestra justicia y santificación.

El sumo sacerdote Josué es acusado como delincuente, pero es justificado. Cuando estamos ante Dios para ministrar o cuando defendemos a Dios, debemos esperar toda la resistencia que pueden dar la sutileza y malicia de Satanás, el cual está controlado por Uno que lo venció y muchas veces lo hizo callar. Los que pertenecen a Cristo lo encontrarán para comparecer por ellos cuando Satanás se manifiesta más fuertemente contra ellos. Un alma convertida es un tizón sacado del fuego por un milagro de la gracia gratuita, por tanto no será dejada como presa de Satanás.

Se muestra a Josué como uno contaminado, pero ha sido purificado; él representa al Israel de Dios, que son todos como cosa inmunda hasta que son lavados y santificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Ahora Israel estaba libre de la idolatría, pero había muchas cosas malas en ellos. Había enemigos espirituales haciendo la guerra contra ellos, más peligroso que cualquiera de las naciones vecinas.

Cristo aborreció la inmundicia de las ropas de Josué, pero no lo desechó. Así hace Dios por su gracia con los que ha escogido para que sean sacerdotes para Él. La culpa del pecado es quitada por la misericordia que perdona, y su poder es roto por la gracia que renueva. Así Cristo lava en su sangre de sus pecados a los que hace reyes y sacerdotes para nuestro Dios. Aquellos a quienes Cristo hace sacerdotes espirituales, los viste con la túnica inmaculada de su justicia, y vestidos de ella comparecen ante Dios, y con las gracias de su Espíritu que son sus adornos. La justicia de los santos, imputada e implantada, es el lino fino, limpio y blanco, con que se atavía la desposada, la esposa del Cordero, Apocalipsis xix, 8. Josué es restaurado a los honores y cometidos anteriores. Le es puesta la corona del sacerdocio. Cuando el Señor determina restaurar y revivir la religión, estimula a los profetas y al pueblo para que oren por ella.

Comentario de la Biblia Matthew Henry