Visión del cambio de vestiduras de Josué (Zacarías 3:1-5)

Luego el Señor me mostró en una visión a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie en presencia del ángel del Señor. Al lado derecho de Josué estaba el ángel acusador, que se disponía a acusarle. Entonces el ángel del Señor dijo al ángel acusador: “¡Que el Señor te reprenda! ¡Que el Señor, que ama a Jerusalén, te reprenda! Pues este hombre es como un carbón encendido sacado de entre las brasas.” Josué, vestido con ropas muy sucias, permanecía de pie en presencia del ángel del Señor. Entonces el ángel ordenó a sus ayudantes que quitaran a Josué aquellas ropas sucias, y luego le dijo: “Mira, esto significa que te he quitado tus pecados. ¡Ahora haré que te vistan de fiesta!” En seguida ordenó a sus ayudantes que pusieran a Josué un turbante limpio en la cabeza. Ellos se lo pusieron, y después le vistieron con ropas de fiesta. Mientras tanto, el ángel permanecía de pie. (Zacarías 3:1-5)

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El Profeta Zacarías

El ángel, en una visión, le muestra a Zacarías al sumo sacerdote Josué. La culpa y la corrupción son grandes desalientos cuando estamos ante Dios. Por la culpa de los pecados cometidos por nosotros, estamos expuestos a la justicia de Dios; por el poder del pecado que habita en nosotros, somos aborrecibles para la santidad de Dios. Hasta el Israel de Dios peligra en estas cuentas, pero ellos tienen socorro de Jesucristo, que es hecho por Dios nuestra justicia y santificación.

El sumo sacerdote Josué es acusado como delincuente, pero es justificado. Cuando estamos ante Dios para ministrar o cuando defendemos a Dios, debemos esperar toda la resistencia que pueden dar la sutileza y malicia de Satanás, el cual está controlado por Uno que lo venció y muchas veces lo hizo callar. Los que pertenecen a Cristo lo encontrarán para comparecer por ellos cuando Satanás se manifiesta más fuertemente contra ellos. Un alma convertida es un tizón sacado del fuego por un milagro de la gracia gratuita, por tanto no será dejada como presa de Satanás.

Se muestra a Josué como uno contaminado, pero ha sido purificado; él representa al Israel de Dios, que son todos como cosa inmunda hasta que son lavados y santificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Ahora Israel estaba libre de la idolatría, pero había muchas cosas malas en ellos. Había enemigos espirituales haciendo la guerra contra ellos, más peligroso que cualquiera de las naciones vecinas.

Cristo aborreció la inmundicia de las ropas de Josué, pero no lo desechó. Así hace Dios por su gracia con los que ha escogido para que sean sacerdotes para Él. La culpa del pecado es quitada por la misericordia que perdona, y su poder es roto por la gracia que renueva. Así Cristo lava en su sangre de sus pecados a los que hace reyes y sacerdotes para nuestro Dios. Aquellos a quienes Cristo hace sacerdotes espirituales, los viste con la túnica inmaculada de su justicia, y vestidos de ella comparecen ante Dios, y con las gracias de su Espíritu que son sus adornos. La justicia de los santos, imputada e implantada, es el lino fino, limpio y blanco, con que se atavía la desposada, la esposa del Cordero, Apocalipsis xix, 8. Josué es restaurado a los honores y cometidos anteriores. Le es puesta la corona del sacerdocio. Cuando el Señor determina restaurar y revivir la religión, estimula a los profetas y al pueblo para que oren por ella.

Comentario de la Biblia Matthew Henry